La Argentina ratificó en las elecciones de medio término de ayer el rumbo elegido en 2023.
Esta mañana, en una entrevista periodística, el Presidente manifestó haberse sorprendido con el resultado y confesó que esperaba perder en la provincia de Buenos Aires.
Un 41 por ciento votó al oficialismo y superó por nueve puntos a la suma de las alianzas peronistas, que obtuvo el 32; la incipiente oposición alternativa de Provincias Unidas -Córdoba, Santa fe, Chubut, Santa Cruz, Jujuy y Corrientes- quedó muy relegada, con un 7 por ciento.
La Libertad Avanza ganó en quince distritos, incluyendo a las provincias agrícolas de Córdoba, Santa fe, Entre Ríos y Buenos Aires.
Los mercados reaccionaron inmediatamente con una caída abrupta del dólar -que tal vez obligue al Gobierno a intervenir para sostener su cotización, que necesita para la exportación y las inversiones, y que sirva para reforzar sus reservas-, suba de títulos y de acciones y se espera un fuerte descenso del riesgo país.
Con el espaldarazo popular está en condiciones de emprender las tres grandes reformas legislativas: laboral, fiscal y previsional, que parecen ser prioritarias en su gestión.
De hecho, para lograrlo el Presidente expresó que mantiene la idea de cambiar el gabinete para integrar sectores afines que, en principio, parecen excluir a la Jefatura de Gabinete. Su discurso moderado de anoche demuestra la vocación acuerdista.
En lo que al gabinete respecta, el precipitado reemplazo del Canciller Gerardo Werthein por el Secretario de Finanzas, Pablo Quirno, ratifican el total alineamiento a los Estados Unidos; de hecho, el Presidente explicitó que su misión será concluir los acuerdos iniciados (por otra parte, el amable encuentro entre Donald Trump y Lula da Silva de ayer le brindarían credibilidad, ya que el principal obstáculo que tenían era la pertenencia argentina al Mercosur).
El ascenso de Quirno fue una ratificación de hecho del ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo y significará su reemplazo por quien viene siendo el verdadero canciller en las sombras, el secretario de Política Económica José Luis Daza, amigo de Scott Bessent.
Si bien en la Cancillería vieron la intervención de Bessent en el mercado como una postergación de la agenda china, voces cercanas al Departamento del Tesoro no creen que eso implique menos comercio con China sino limitar su participación en asuntos estratégicos. Por otra parte, el anuncio de ayer de acuerdos por la soja entre los Estados Unidos y China camina en esa dirección.
Habrá que revisar las demás especulaciones que se venían haciendo respecto de los cambios en el gabinete ya que hay aliados que no quedan tan bien parados como otros. Lo único que queda claro es que Luis Petri, de gran elección mendocina, abandonará a más tardar el 10 de diciembre el Ministerio de Defensa; lo mismo Patricia Bullrich, aunque en este caso una de las hipótesis que se barajaron en su momento era que la cartera de Seguridad podría unificarse con la de Justicia, cuyo titular anticipó que también renuncia por razones personales.
Una de las conclusiones más importantes surgidas en la elección es que el Gobierno no parece que vaya a tener inconveniente en llegar a buen término y que hasta puede soñar con la reelección, tal como sugirió Javier Milei esta mañana.
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