Los argentinos ratificaron el rumbo en las urnas

La Argentina ratificó en las elecciones de medio término de ayer el rumbo elegido en 2023.  Esta mañana, en una entrevista periodística, el Presidente manifestó haberse sorprendido con el resultado y confesó que esperaba perder en la provincia de Buenos Aires. Un 41 por ciento votó al oficialismo y superó por nueve puntos a la suma de las alianzas peronistas, que obtuvo el 32; la incipiente oposición alternativa de Provincias Unidas -Córdoba, Santa fe, Chubut, Santa Cruz, Jujuy y Corrientes- quedó muy relegada, con un 7 por ciento.  La Libertad Avanza ganó en quince distritos, incluyendo a las provincias agrícolas de Córdoba, Santa fe, Entre Ríos y Buenos Aires. Los mercados reaccionaron inmediatamente con una caída abrupta del dólar -que tal vez obligue al Gobierno a intervenir para sostener su cotización, que necesita para la exportación y las inversiones, y que sirva para reforzar sus reservas-, suba de títulos y de acciones y se espera un fuerte descenso del riesgo país. C...

¿Nos mintieron?

Podría decirse que el año 2019 se terminó inesperadamente hoy.
Las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) favorecieron por 17 puntos a la dupla de los Fernández contra la que integran el Presidente y el senador Miguel Angel Pichetto, a nivel nacional, y por casi 20 puntos Axel Kiciloff superó a la gobernadora María Eugenia Vidal en la Provincia, aún cuando la mayor parte de las encuestas señalaba cierta paridad favorable al kirchnerismo.
¿Qué pasó? ¿Nos mintieron? ¿Quiénes? ¿El oficialismo, la oposición, los encuestadores..., todos juntos? ¿O un montón de gente cambió de opinión de golpe y, sin que mediara un suceso importante, mediante cambió su voto? ¿O las encuestas ya no sirven para predecir los resultados?
Una encuesta hizo hervir a las acciones argentinas en Wall Street el viernes último y otra -a las PASO se la conoce como una encuesta nacional, ya que sólo rige para las candidaturas partidarias- sepultó al peso y a la economía argentina esta mañana.
Cuando estaba a punto de lanzarse la verdadera campaña electoral, la que define a las autoridades nacionales, la del 27 de octubre, todo parecía estar resuelto.
Con casi un día de retraso Vidal reconoció su derrota y, a los pocos minutos, Mauricio Macri dio una conferencia de prensa.
Con un cambio de gabinete nos podría haber entretenido unos días y, al término, con una serie de medidas económicas, unos días más. A los diez días ya nadie hablaría del rotundo triunfo de Alberto Fernández y el oficialismo podría haberse reinventado de cara a las elecciones generales.
Pero, contra toda lógica, el Presidente ratificó "al equipo", a su gestión gubernamental y echó la culpa del terremoto económico a la desconfianza que "el mundo" tiene a los Kirchner.
Una columna del editor Jorge Fontevecchia ya anticipaba el final de este cuento comparándolo con la transición entre Raúl Alfonsín y Carlos Menem. Ignacio Zuleta también reclamó esta mañana desde Clarín que Macri intente ser el primer presidente no peronista que culmine un período de gobierno.
La campaña del miedo tuvo mucho impacto entre sus pocos electores y en el Circulo Rojo, pero no logró convencer a todos los argentinos. El resultado fue el terremoto en los mercados que deberá afrontar el propio Macri y que deberemos pagar todos los argentinos.
Hubiesemos escuchado anoche a Lilita, que se alegraba de lo que podía ser el fin de la soberbia, víctima de la debacle electoral, o probado con los modos republicanos, mediante los cuales Mauricio podría salir cómodamente por la puerta grande de la República.+)

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