La transformación

Tal vez los argentinos votamos mayormente otra cosa, o tal vez dimos un cheque en blanco para que el Gobierno continúe gestionando el nuevo rumbo. Lo que seguro que es cierto es que nadie esperaba, después del discurso del Presidente en la noche del triunfo ni de sus posteriores entrevistas, un cambio de gabinete como el que produjo. Hasta Guillermo Francos se sintió empoderado el domingo 26 de octubre a la tardecita con el protagonismo que tuvo. Tanto que supuso su ratificación en el cambio, y eso le dijo a los periodistas que lo entrevistaron... que no era ninguno de los habituales prolibertarios. El fin de semana anterior al que pasó el Presidente cambió al dialoguista Francos por su vocero, Manuel Adorni, y consolidó a la guardia karinista en el Gobierno. Nadie puede dudar que Diego Santilli será un Ministro de Interior negociador y acuerdista, pero todos esperábamos a Santiago Caputo en un megaministerio que incluia el diálogo con los gobernadores y que nunca llegó. De cualquier m...

El último Gordo

Foto: infobae.com
La heterogénea movilización de ayer pareció ser el último estertor de un factor tradicional del poder en la argentina: el sindicalismo tradicional, comunmente conocido como de "Los Gordos".
Hugo Moyano siempre fue "un distinto" en su tribu:
1. Por lo pronto, físicamente, no es gordo; es fuerte y morrudo.
2. No es católico, sino evangelista, una rareza en cualquier expresión del peronismo; como ser judío.
3. Mantuvo la legitimidad desde la satisfacción de su base de representación; de hecho, su liderazgo no se sostuvo -al menos, exclusivamente- sobre base de fraudes, aprietes y manganetas.
4. Su representación no sólo reúne a los trabajadores, sino que incluye a los empresarios del transporte.
5. A la hora de defender sus intereses, no tiene ningún prejuicio. La prueba más contundente se pudo constatar ayer en la calle y en el palco: se juntó con todos aquellos que quisieran acompañarlo.
Hay que recordar la fecha de ayer, porque se parece más a lo que viene que a lo que pasó. Los que marcharon son los herederos del viejo gremialismo: los movimientos sociales y el sindicalismo progresista o de izquierda.
La única presencia de Juan Carlos Schmidtt, dejó en evidencia el final del triunvirato que conduce a la CGT; de hecho, la existencia de una figura tripartita señalaba ya una división insuperable en el movimiento de los trabajadores peronistas.
Pero el 21F no le va a alcanzar a Moyano para sobrevivir a Mauricio Macri.
En primer lugar porque su figura en muy impopular en la opinión pública, al igual que los paros y movilizaciones como la que se vio.
Pero especialmente porque no hizo nada por embellecer su mensaje ante la principal variable de evaluación política que tiene el gobierno, que es la aprobación. Sólo privilegió el tejido político de la manifestación y descuidó por completo los aspectos estéticos y mediáticos de la misma. El tren fantasma era un crucero mediterráneo al lado del palco de la avenida Belgrano.
El último Gordo muere de pie, dignamente; paradójicamente, a la noche también caía "su" Independiente en Porto Alegre. A Macri le alcanza y le sobra ese resultado; necesitaba detener la sangría de popularidad de los últimos tres meses y consolidar la hegemonía de su poder.+)
Foto: muyindependiente.com

Comentarios