Retrospectiva del 2025

En enero, asume Donald Trump en los Estados Unidos y se perciben algunas notas claras en su política exterior: un pragmatismo económico que se reflejó en el Día de la Liberación, con aumentos arancelarios que después renegoció durante el resto del año, y un pragmatismo político que lo llevó a acordar con su par chino y, tácitamente, con el ruso, una división del mundo; él, por su parte, mantuvo dos pautas valorativas: la búsqueda de una pacificación internacional encubierta en su estilo pendenciero y una cuestión ideológica que lo alejó de Europa; en ese sentido, Davos fue un hito. En lo que respecta a la región, se mostró partidario de reforzar el bloque continental. La región, por su parte, se fue tiñiendo. Si bien este año asumió el uruguayo Yamandú Orsi, el triunfo de Rodrigo Paz en Bolivia y la asunción de peruano Jose Jerí, se vinieron a sumar a los presidentes argentino, paraguayo, ecuatoriano y salvadoreño, y lo que parecía un continente volcado a la progresía, se ha derechizad...

Ganadores y Perdedores

Tres interesantes notas. Dos de hoy de Perfil: la columna de Jorge Fontevecchia, en la Contratapa, titulada "¿Ganó Scioli?", y la de Roberto García, "Preguntas con Respuestas", en la que conjetura hipótesis parecidas. El jueves, en Ambito, Ignacio Zuleta escribió La política líquida y el mito de fin de ciclo", con análisis similares.

Para este blog, hay un gran ganador de este cierre de listas, valga la paradoja: el bipartidismo. No el sistema de partidos que, como dice Zuleta que cita a Steven Johnson en "liquid democracy", se deteriora cada día más; sino, más bien, a los dos polos de opinión: uno, social cristiano, y otro, liberal progresista; o peronismo y radicalismo.
En ste primer momento, los primeros tenderán a elegir entre un continuismo crítico, el que liderará Sergio Massa, o el de un perfil más directamente opositor, en donde Francisco de Narvaez parece tener la voz cantante. El peronismo federal se ha vuelto una opción provincial.
El sector de de Narvaez y Mauricio Macri, el PROperonismo, que tuvo su momento estelar en 2009, no ha sabido construir una alternativa interesante y serán los grandes perdedores de esta elección. De a poco, los segmentos críticos al kirchnerismo se irán inclinando a dirigentes que, como Massa, presentarán un perfil superador, y el llamado UniónPRO sufrirá la fatalidad de un síndrome político: "el que saca, no pone".
Massa triunfará en la provincia de Buenos Aires, pero no será el único ganador. El radicalismo o la centro izquierda terminará sumando más a nivel nacional. Hará una muy buena elección en los principales distritos electorales y en los pequeños, en donde tiene presencia federal; incluso, ganará distritos importantes, como Mendoza, tal vez Córdoba, la emblemática Santa Cruz y tal vez otros, que prevé disputar, como capital, Chaco, La Rioja, Corrientes.
Por su parte, el oficialismo quedará en segundo término en materia de votos nacionales. Daniel Scioli intentará encabezar esa parcialidad puramente oficialista, aunque en versión crítica ya que el oficialismo parecería terminar efectivamente en 2015. La mayor parte de los gobernadores deberán quedarse en este espacio; algunos, saltarán al massismo.
Es probable, también, que el radicalismo no sepa aprovechar la circunstancia. Puede elegir a su mejor candidato o intentar alguna patriada. Depende de como resuelva esa ecuación, tendrá mayores o menores chances.
Hay muchos interrogantes, sobre la manera en que Cristina Fernandez absorverá estas nuevas realidades, que inclinarán la balanza en favor de unos o de otros.+)

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