La transformación

Tal vez los argentinos votamos mayormente otra cosa, o tal vez dimos un cheque en blanco para que el Gobierno continúe gestionando el nuevo rumbo. Lo que seguro que es cierto es que nadie esperaba, después del discurso del Presidente en la noche del triunfo ni de sus posteriores entrevistas, un cambio de gabinete como el que produjo. Hasta Guillermo Francos se sintió empoderado el domingo 26 de octubre a la tardecita con el protagonismo que tuvo. Tanto que supuso su ratificación en el cambio, y eso le dijo a los periodistas que lo entrevistaron... que no era ninguno de los habituales prolibertarios. El fin de semana anterior al que pasó el Presidente cambió al dialoguista Francos por su vocero, Manuel Adorni, y consolidó a la guardia karinista en el Gobierno. Nadie puede dudar que Diego Santilli será un Ministro de Interior negociador y acuerdista, pero todos esperábamos a Santiago Caputo en un megaministerio que incluia el diálogo con los gobernadores y que nunca llegó. De cualquier m...

Dosificación

Cálida tarde en Buenos Aires
Una máxima maquiavélica recomienda que las malas noticias deben comunicarse todas juntas y al mismo tioempo, mientras que las buenas deben dosificarse para lograr un mayor efecto anímico sobre la variable temporal.
Tal como venimos señalando en las últimas semanas, el triunfo de Mauricio Macri en la Capital debe verse como un anuncio positivo para la oposición. Así fue utilizado. En el último post sugeríamos que la maniobra inteligente para el Gobierno Nacional, en caso de que el resultado fuera muy  abultado, sería bajarse de inmediato del ballotaje de modo de disminuir el "efecto paliza" al que se podría ver sometido en las próximas semanas. Justo antes de la elección primaria.
Sin embargo, el oficialismo tomó un poco de la pócima del Indek y, de alguna manera, negó el resultado. Para colmo, haciendo voces con Fito Paez corearon maldiciones contra las mayorías. Si la diferencia era grande ahora parecieran querer ampliarla. Hace un par de días, Isonomía había proyectado 65,7 contra 37,3 para el ballotaje.
Hablando de cifras, debemos reconocer que la oposición acertó al hacer foco en lo que denominó "el desvelo del  falso mito de la invencibilidad de Cristina", porque este sofisma se nutrió de encuestas cuya autoría extrañamente mucha gente no se cuestionó. Este blog venía guardando encuestas comparadas para poder hacer una autopsia sociológica, pero el mismo lunes 11 de julio se nos adelantó Leonardo Nicosia en Perfil y, honorablemente, lo siguió Raúl Kollmann en Página 12 al día siguiente. Hoy escribe un interesante editorial sobre el particular el diario La Nación, en el que bendice y condena a unos y a otros encuestadores en función de sus últimas proyecciones.
En la nota de Perfil hay un cuadro que permite analizar perfectamente el fenómeno: bajar a Pino Solanas y a Macri y subir a Filmus fue la mecánica empleada por el pool de lenguaraces. Hay unos cuántos que no nos sorprendieron, porque vienen ofreciendo resultados erróneos desde hace mucho tiempo, pero hay encuestadoras que se han desmoronado últimamente; es el caso de Aresco, de Julio Aurelio, que supo tener un enorme prestigio de seriedad.
Lo complicado del deshielo de estas construcciones dialécticas es que, además de desestructurar el discurso exitista, dejan de manifiesto la necesidad de la mentira. Atención: el fracaso no tiene herederos, ni amigos.
A favor del Gobierno se puede decir que esta victoria tampoco tiene claros acreedores en el orden nacional. Ideológicamente, los triunfos de Macri y Juan Manuel de la Sota, como el acomodamiento de Miguel del Sel, en Capital, Córdoba y Santa fe, respectivamente, deberían favorecer a Eduardo Duhalde. Pero tanto Macri como Francisco de Narvaez, anque el propio Duhalde, saben que el techo de Ricardo Alfonsín es más alto que el de Duhalde. Un empate entre Duhalde y Alfonsín complicaría la suerte de una oposición naturalmente dispersa, ya que Alfonsín podría plantear una mejor pelea a Cristina Fernández que Duhalde. Para colmo, Macri no ha ofrendado generosamente su éxito a nadie.
No obstante, hay unos cuantos agentes de la destrucción que andan detrás de quitarle votos al oficialismo nacional: Sergio Schocklender, los obreros de la Fundación Madres de Plaza de Mayo y los excluidos de las listas del kirchnerismo. Esto sin contar las multitudes de obreros y empresarios de la obra pública que desde hace meses que, como las Madres, no cobran por sus trabajos.+)

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