Retrospectiva del 2025

En enero, asume Donald Trump en los Estados Unidos y se perciben algunas notas claras en su política exterior: un pragmatismo económico que se reflejó en el Día de la Liberación, con aumentos arancelarios que después renegoció durante el resto del año, y un pragmatismo político que lo llevó a acordar con su par chino y, tácitamente, con el ruso, una división del mundo; él, por su parte, mantuvo dos pautas valorativas: la búsqueda de una pacificación internacional encubierta en su estilo pendenciero y una cuestión ideológica que lo alejó de Europa; en ese sentido, Davos fue un hito. En lo que respecta a la región, se mostró partidario de reforzar el bloque continental. La región, por su parte, se fue tiñiendo. Si bien este año asumió el uruguayo Yamandú Orsi, el triunfo de Rodrigo Paz en Bolivia y la asunción de peruano Jose Jerí, se vinieron a sumar a los presidentes argentino, paraguayo, ecuatoriano y salvadoreño, y lo que parecía un continente volcado a la progresía, se ha derechizad...

La noche del peronismo

No hay que confundirse: la oposición se impuso sobre el oficialismo, pero hasta diciembre no se reflejará institucionalmente.
Un memorioso recordaba por estos días que el jefe del bloque de los diputados radicales en 1989, César Jaroslavsky, tras el triunfo menemista en las urnas, retiraba una quincena de legisladores a la hora de votar para que el justicialismo pudiera gobernar con el apoyo legislativo del Congreso.
Los Kirchner, muy por el contrario, tensan la cuerda y provocan para ver si alguno se tienta, la corta y queda como culpable de los males que el Matrimonio Presidencial supo conseguir.
El mundillo político argentino sabía que esto podía pasar. Por eso quisieron confiar en el fallido dialogo político. No hay que criticar por eso a la oposición, ni a los Kirchner porque siempre hicieron esto y es por esto que la gente votó en contra del Gobierno. Puede ser que haya expresado su disgusto de distintas formas, pero el oficialismo sabe que la gente votó contra la crispación y de sus eyaculaciones políticas.
Quienes debieran estar haciendo algo para evitar la frustración colectiva y, tal vez, el cacerolazo fatal son los gobernadores, los legisladores y los dirigentes peronistas. Ellos juegan su carta para la superviviencia en 2011. Néstor está cavando varias fosas. Nadie sabe para quién es. Los pequeños dirigentes están aterrados, paralizados. Saben que una es para Clarín; las otras no tienen usuario asignado. Cuando termine de cavar la última, Kirchner pondrá una lápida que dirá: PJ: siga participando.+)

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