Retrospectiva del 2025

En enero, asume Donald Trump en los Estados Unidos y se perciben algunas notas claras en su política exterior: un pragmatismo económico que se reflejó en el Día de la Liberación, con aumentos arancelarios que después renegoció durante el resto del año, y un pragmatismo político que lo llevó a acordar con su par chino y, tácitamente, con el ruso, una división del mundo; él, por su parte, mantuvo dos pautas valorativas: la búsqueda de una pacificación internacional encubierta en su estilo pendenciero y una cuestión ideológica que lo alejó de Europa; en ese sentido, Davos fue un hito. En lo que respecta a la región, se mostró partidario de reforzar el bloque continental. La región, por su parte, se fue tiñiendo. Si bien este año asumió el uruguayo Yamandú Orsi, el triunfo de Rodrigo Paz en Bolivia y la asunción de peruano Jose Jerí, se vinieron a sumar a los presidentes argentino, paraguayo, ecuatoriano y salvadoreño, y lo que parecía un continente volcado a la progresía, se ha derechizad...

2da víctima, la democracia representativa


El coronavirus terminó de producir una transformación cultural que se venía insinuando, la democracia directa.
Los avances de la tecnología que acercan a las personas produjeron un efecto concreto en el relacionamiento, su desintermediación. El ciudadano ahora no necesita acudir a otras personas para que pidan por él, salvo en cuestiones cuya técnica los excede. Pueden hacerlo en forma directa por medio de las redes sociales.
Más aún, la inteligencia artificial permite procesar grandes volúmenes de información, de modo que se puede comprender lo que se dice taxativamente y también lo que quieren significar.
No hace falta reunir multitudes en Plaza de Mayo para manifestar el acuerdo o desacuerdo con el inquilino de turno de la Casa Rosada, cuando uno puede expresar lo que quiere sin salir de casa.
La capacidad de ejercer una comunicación mucho más directa de la que soñaron Juan Perón, Winston Churchil, Adolf Hitler y Benito Mussolini a mediados del siglo XX, tiene el mismo riesgo de entonces: la manipulación de las masas.
De allí que a uno le preocupen los abucheos y cacerolazos contra "los políticos". Porque la república depende de ellos para ejercer el balance del poder, para garantizar la transparencia de los actos de gobierno, para controlar las finanzas públicas, para resguardar la privacidad de las personas.
Ciertamente, no todos los políticos son iguales. Hay mejores y hay peores. Además, los sistemas políticos siguen respondiendo a las viejas estructuras de acción partidaria. Esa debería ser la principal preocupación de la ciudadanía porque la libertad es la que está en juego.
Los compartamientos masivos, tales como la condena o la consagración popular, son peligrosos para la república porque las cosas muchas veces no son blancas o negras. Las generalizaciones producen injusticia. Porque, como dice el refrán, el diablo mete la cola en los detalles.
La democracia puede pasar de ser representativa a ser plebicitaria, pero lo que necesitamos es resguardar la república.+)

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