Conclusiones del 2025

Observar con perspectiva ofrece más elementos para procesar la información. Si analizamos el 2025 a vuelo de pájaro podemos notar el vertiginoso ritmo que tiene el proceso político en el planeta y presenta, como dificultad de seleccionar esos acontecimientos que merecen especial consideración. Empecemos por notar que el presidente norteamericano no cumplió aún un año de gestión, ya que asumió en enero. Pero ya se perciben algunas notas claras en su política exterior: un pragmatismo económico que se reflejó en el Día de la Liberación, con aumentos arancelarios que después renegoció durante el resto del año, y un pragmatismo político que lo llevó a acordar con su par chino y, tácitamente, con el ruso, una división del mundo. Mantuvo dos pautas valorativas: la búsqueda de una pacificación internacional encubierta en un estilo pendenciero y violento, y una cuestión ideológica que lo alejó de la Europa woke; en ese sentido, Davos fue un hito tanto para la administración de Trump que envió a...

2da víctima, la democracia representativa


El coronavirus terminó de producir una transformación cultural que se venía insinuando, la democracia directa.
Los avances de la tecnología que acercan a las personas produjeron un efecto concreto en el relacionamiento, su desintermediación. El ciudadano ahora no necesita acudir a otras personas para que pidan por él, salvo en cuestiones cuya técnica los excede. Pueden hacerlo en forma directa por medio de las redes sociales.
Más aún, la inteligencia artificial permite procesar grandes volúmenes de información, de modo que se puede comprender lo que se dice taxativamente y también lo que quieren significar.
No hace falta reunir multitudes en Plaza de Mayo para manifestar el acuerdo o desacuerdo con el inquilino de turno de la Casa Rosada, cuando uno puede expresar lo que quiere sin salir de casa.
La capacidad de ejercer una comunicación mucho más directa de la que soñaron Juan Perón, Winston Churchil, Adolf Hitler y Benito Mussolini a mediados del siglo XX, tiene el mismo riesgo de entonces: la manipulación de las masas.
De allí que a uno le preocupen los abucheos y cacerolazos contra "los políticos". Porque la república depende de ellos para ejercer el balance del poder, para garantizar la transparencia de los actos de gobierno, para controlar las finanzas públicas, para resguardar la privacidad de las personas.
Ciertamente, no todos los políticos son iguales. Hay mejores y hay peores. Además, los sistemas políticos siguen respondiendo a las viejas estructuras de acción partidaria. Esa debería ser la principal preocupación de la ciudadanía porque la libertad es la que está en juego.
Los compartamientos masivos, tales como la condena o la consagración popular, son peligrosos para la república porque las cosas muchas veces no son blancas o negras. Las generalizaciones producen injusticia. Porque, como dice el refrán, el diablo mete la cola en los detalles.
La democracia puede pasar de ser representativa a ser plebicitaria, pero lo que necesitamos es resguardar la república.+)

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