La transformación

Tal vez los argentinos votamos mayormente otra cosa, o tal vez dimos un cheque en blanco para que el Gobierno continúe gestionando el nuevo rumbo. Lo que seguro que es cierto es que nadie esperaba, después del discurso del Presidente en la noche del triunfo ni de sus posteriores entrevistas, un cambio de gabinete como el que produjo. Hasta Guillermo Francos se sintió empoderado el domingo 26 de octubre a la tardecita con el protagonismo que tuvo. Tanto que supuso su ratificación en el cambio, y eso le dijo a los periodistas que lo entrevistaron... que no era ninguno de los habituales prolibertarios. El fin de semana anterior al que pasó el Presidente cambió al dialoguista Francos por su vocero, Manuel Adorni, y consolidó a la guardia karinista en el Gobierno. Nadie puede dudar que Diego Santilli será un Ministro de Interior negociador y acuerdista, pero todos esperábamos a Santiago Caputo en un megaministerio que incluia el diálogo con los gobernadores y que nunca llegó. De cualquier m...

Experimento Político

 

Las instancias electorales regionales son un foco de análisis porque pueden predecir tendencias políticas. Este domingo culminaron los procesos electorales en México -que entre otros cargos renovaba la estratégica Cámara de Diputados- y  la segunda vuelta de la elección presidencial en Perú. En la Argentina se produjo también el primer test electoral subnacional, de la provincia de Misiones, que adelantó su elección legislativa local, desdoblándose, así, del comicio nacional. 

Estos procesos tienen más similitudes que diferencias y las observamos bajo la luz de tres variables, que son el grado de participación de la sociedad, la atomización de la oferta electoral y la legitimidad de los resultados. En los tres casos, hubo un marcado descenso de participación de la gente en la elección, a pesar de que el voto es obligatorio en cada caso: la gente fue más reacia a ir a votar. En México, la participación fue de 52%, en Misiones del 57% y en Perú del 76%. Todavía prevalece la salud y el miedo en el inconsciente colectivo. Tanto en Perú como en México el virus sacudió el sistema hasta el borde del colapso. Esto le valió al Presidente AMLO un tímido triunfo, que no le alcanzó siquiera para retener la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados; su objetivo era mantener la mayoría especial. Tampoco la tiene en el Senado, que no tiene renovación intermedia. El problema no es la pérdida de legitimidad popular –porque retuvo la mayoría simple para aprobar proyectos de ley ordinarios– sino las dificultades para la gobernabilidad, ya que va a necesitar de la oposición para negociar las reformas más profundas y radicales que tenía previsto promover la alianza gobernante: la ambiciosa "Cuarta Transformación" del país azteca. Lo que estaba en juego era la gobernabilidad. El oficialismo de MORENA está volcado hacia la izquierda, mientras que la  oposición reúne a los tradicionales (PRI, PAN, PRD). 

El proceso peruano fue bien distinto: inicialmente, de total atomización -en la primera vuelta de la elección presidencial, que fue hace poco más de un mes, participaron casi 20 candidatos de diferentes partidos- mientras que el balotaje dividió al electorado en partes iguales. Es el reflejo de la inestabilidad política que sacude a Perú, que sumó cuatro presidentes y dos Congresos a lo largo de un solo mandato presidencial. Un outsider como Pedro Castillo, líder del gremio docente que representa al interior del país con nula experiencia en la función pública, y Keiko Fujimori, hija del ex Presidente, de derecha, considerada ahora en el establishment peruano como “el mal menor”, se enfrentaron en una fatídica batalla que por resultar un empate técnico, se terminará resolviendo en el Jurado Nacional de Elecciones cuando resuelvan las actas impugnadas. La mínima diferencia de votos que le brinda el triunfo y la polarización garantizan un pronóstico reservado a quien sea consagrado presidente. Además, en cualquier caso, tendrá que enfrentarse con un Parlamento extremadamente fragmentado. El último período presidencial demuestra que esta situación es de total inestabilidad; muestra de ello es que se llevó puesto a tres presidentes en funciones. Pareciera que se mantienen los incentivos institucionales que pueden generar las condiciones para que se vuelvan a repetir. 

El caso de la elección constituyente de Chile es para analizar bajo esta misma perspectiva, porque, similarmente a lo que pasó en Perú, está signada por un proceso de caos social, que busca plasmarse en una nueva Constitución. La elección constituyente que tuvo lugar a mediados de mayo reflejó un rotundo rechazo al gobierno del presidente Piñera, y, con apenas una participación del 40% de los chilenos en las urnas, optó por una Asamblea que redacte una carta magna progresista y prácticamente revolucionaria, marcada por el voluntarismo de la juventud chilena que fuera la protagonista e incitadora del caos social del año 2019.

Hasta aquí, se consolidó una tendencia: la derrota de los oficialismos, que se observa tanto en política como en las instituciones de la sociedad civil.+)


EL PERSONAJE: CARLOS ROVIRA

El único que pudo sortear la tendencia de la derrota de los oficialismos fue el Frente Renovador por la Concordia que conduce Carlos Rovira en Misiones, en donde se impuso la gente del Gobernador Herrera Ahuad, un espacio local, que compitió contra el kirchnerismo y la alianza cambiemita. La nota de color de este primer test es el desplazamiento del Frente de Todos al tercer lugar, superado por Cambiemos. Alberto Fernández y CFK, deberán tomar nota de lo que allí sucedió, porque lo que se pone en juego en Argentina en esta elección intermedia es la gobernabilidad. Perder la relación de fuerzas en el Congreso puede ser decisivo para la salud del oficialismo. Queda demostrado que la baja participación y el ánimo de la gente para ir a votar, en este contexto, está en los márgenes mínimos, y ya es una tendencia.

LA FRASE: KAMALA HARRIS EN CENTROAMÉRICA

Comentarios