Analicemos el origen de algunos de los más prestigiosos colegios de Buenos Aires, tales como el Champagnat, el Newman, el Michael, el Sagrado Corazón, el Marín, el La Salle.
Es notable cómo de estas congregaciones tan orientadas en sus orígenes a la pobreza y mendicidad, se convirtieron finalmente en educadores de las élites.
Luego del Concilio Vaticano II, muchas de estas órdenes decidieron retomar su carisma fundacional y retomaron la opción por los pobres. Las hermanas del Sagrado Corazón, los maristas y los pasionistas, entre tantos, dedicaron a sus religiosos a retomar la senda fundacional pero sin abandonar la responsabilidad en la educación de las élites, que pasaron a financiar sus obras de caridad.
Este divorcio seguramente produjo un efecto muy concreto en aquella oferta educativa, que tuvo que seguir brindando un aporte por medio de laicos que no habían dedicado su vida a esa misión.
Los precursores
El pasado 6 de junio recordamos los 230 años del nacimiento de san Marcelino Champagnat (Marlhes, 20.05.1789 - 06.06.1840). Téngase presente que ese año sucedería también un suceso de proporciones históricas como fue la Revolución Francesa.
En esa tremenda persecusión eclesiástica, que llegó a la ejecución de numerosos clérigos; en ese tiempo en que se llegó a entronizar a la llamada Diosa Razón en la mismísima Notre Dame, fue que el joven Marcelino emprendió su labor en favor de la educación cristiana de los jóvenes.
Casi en simultáneo, Santa Magdalena Sofía Barat (Francia, 12.12.1779 - 25.05.1865) funda -en 1800- la Sociedad del Sagrado Corazón, que congregaba a monjas contemplativas orientadas al apostolado de la protección de niños huérfanos y abandonados.
Fue en pleno auge del impulso secularizador que nacería con fuerza, desde el pie de la humanidad, que estos santos comprometieron sus vidas y la de sus hermanos para llevar el mensaje cristiano a los más necesitados.
Paradojas
Curiosamente fue el padre de Marcelino Champagnat -un convencido del ideario revolucionario- el funcionario a cargo de su localidad, que suprimió el permiso de los hermanos lasallanos a educar en Marlhes. Marcelino tenía entonces cuatro años.
San Juan Bautista de La Salle (Reims, 30.04.1651 - Ruan, 07.04.1719), que cumplió este año los 300 años de su fallecimiento, había sido quien logró con muchísimo esfuerzo imponer en la Iglesia el modelo de los laicos consagrados a la educación cristiana de los jóvenes; es decir, el primero en organizar una congregación de hermanos. Su principal objetivo era formar los maestros que tengan a cargo la educación cristiana de los niños.
También es de ese tiempo San Pablo de la Cruz (Ovada, Génova 03.01.1694 - Roma, 18.10.1775), dedicó su vida a los "pobres de Jesús" por un camino similar al de San Francisco de Asís. En 1720 fundó la Congregación Pasionista, que predicara la pobreza evangélica, perseverar en la oración y anunciar la Palabra de la Cruz.
La marquesa florentina María Magdalena Frescobaldi, luego de enviudar, se dedicó a las obras de caridad especialmente haciendo foco en las mujeres que se dedicaban a la prostitución. En 1815 constituyeron una comunidad que se convertiría luego en la Congregación de Monjas Pasionistas, fundada por el mismo San Pablo de la Cruz.
Pero, ¿cómo llegamos hasta aquí? Tal vez comprendiendo esa respuesta podamos emprender el camino de la integración, porque no parece algo coherente que estas congregaciones en algún momento se hayan destacado en educar las élites partiendo desde objetivos tan disímiles. Tampoco parece serlo el hecho de que ahora las abandonen en favor de sus nuevos caminos, ¿o si?.+
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