La transformación

Tal vez los argentinos votamos mayormente otra cosa, o tal vez dimos un cheque en blanco para que el Gobierno continúe gestionando el nuevo rumbo. Lo que seguro que es cierto es que nadie esperaba, después del discurso del Presidente en la noche del triunfo ni de sus posteriores entrevistas, un cambio de gabinete como el que produjo. Hasta Guillermo Francos se sintió empoderado el domingo 26 de octubre a la tardecita con el protagonismo que tuvo. Tanto que supuso su ratificación en el cambio, y eso le dijo a los periodistas que lo entrevistaron... que no era ninguno de los habituales prolibertarios. El fin de semana anterior al que pasó el Presidente cambió al dialoguista Francos por su vocero, Manuel Adorni, y consolidó a la guardia karinista en el Gobierno. Nadie puede dudar que Diego Santilli será un Ministro de Interior negociador y acuerdista, pero todos esperábamos a Santiago Caputo en un megaministerio que incluia el diálogo con los gobernadores y que nunca llegó. De cualquier m...

La inmortalidad


Hace ochenta años se suicidaba Lisandro de la Torre, un destacado político rosarino nacido en Rosario el 6 de diciembre de 1868 que fue uno de los protagonistas de la oposición al régimen conservador.
Como todos los dirigentes próximos a ese protoradicalismo, fue muy popular, virtuoso orador y tenaz batallador, que hizo eje en el combate a la corrupción y en el cultivo de las virtudes cívicas. No en vano se lo llamó "el fiscal de la República". Eran laicistas y, como en su caso, muchos eran ateos también.
Mucho se especuló acerca de la verdaderas causa de su suicidio. Se especuló con la culpa por la muerte de su compañero de bancada, Enzo Bordabehere, quien se interpusiera ante el sicario que quiso asesinarlo en pleno debate de la Guerra de las Carnes en el Senado de la Nación en 1935; otros aseguran que el fallecimiento de su madre unos días antes tuvo un papel crítico para esa decisión. Lo cierto es que él ya se había retirado de la política; además, todos reconocían que estaba muy deprimido y que había empezado a despedirse de sus amigos.
De su carta de despedida se desprende el intenso aroma de las flores antes de marchitar; el agobio de un espíritu que se queda sin fuerza para mantener la pelea y la esperanza del que cree que con ese último gesto alcanza cierta inmortalidad.+)

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