El paro de transporte de combustibles impulsado por Camioneros pegó bajo la línea de flotación. La conferencia de prensa del ministro Julio de Vido, su antiguo interlocutor gubernamental, era una demostración de éso ya que contabilizó el impacto en la vida diaria de la gente de a pie.
El apresurado acuerdo con la federación empresarial, sin presencia oficial, también fue ilustrativa al respecto. Es evidente que el Gobierno apretó al empresariado para hacerlo, pero no logró acreditarse el logro. Tuvo que contentarse con el levantamiento de la medida.
Pero esto no es más que la punta del iceberg. El resto está por venir. Cuando Hugo Moyano acuerdó y, acto seguido, convocó a una nueva medida de fuerza por el mínimo no imponible de ganancias no hizo otra cosa que subir la puntería.
La consigna, "el salario no es ganancia", va más allá de lo que los sindicatos puedan o no movilizar porque es transversal a todas las actividades, y el retraso de su actualización -sumado al perceptible enfriamiento de la economía- llevará mucha gente a protestar a la Plaza de Mayo el miércoles 27 de julio.
Tres elementos a analizar del episodio de anoche: el piquete se plantó en una instalación de YPF, el paro nacional fue convocado por Moyano desde TN por TV y el gobernador Daniel Scioli no estaba a cargo del ejecutivo provincial.
La pava está al fuego. A fin de mes habrá que pagar aguinaldos y no muchas provincias ni municipios podrán hacerlo. Para evitarlo, Nación debería desviar recursos para tal fin con el solo hecho de mantener la normalidad, desvistiendo santos para vestir a otros.
Es probable que la protesta se repita luego en favor de los aguinaldos o de las cuentas no saldadas, en caso de que los haberes se liquiden en tiempo y forma.
Mientras tanto, es inevitable mirar la situación paraguaya, en la que las protestas sociales del nordeste -de cuestionable origen- llevaron al presidente Lugo al juicio político.+
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