La transformación

Tal vez los argentinos votamos mayormente otra cosa, o tal vez dimos un cheque en blanco para que el Gobierno continúe gestionando el nuevo rumbo. Lo que seguro que es cierto es que nadie esperaba, después del discurso del Presidente en la noche del triunfo ni de sus posteriores entrevistas, un cambio de gabinete como el que produjo. Hasta Guillermo Francos se sintió empoderado el domingo 26 de octubre a la tardecita con el protagonismo que tuvo. Tanto que supuso su ratificación en el cambio, y eso le dijo a los periodistas que lo entrevistaron... que no era ninguno de los habituales prolibertarios. El fin de semana anterior al que pasó el Presidente cambió al dialoguista Francos por su vocero, Manuel Adorni, y consolidó a la guardia karinista en el Gobierno. Nadie puede dudar que Diego Santilli será un Ministro de Interior negociador y acuerdista, pero todos esperábamos a Santiago Caputo en un megaministerio que incluia el diálogo con los gobernadores y que nunca llegó. De cualquier m...

Cariño en el Jardín Japonés
Como venimos diciendo, el camino electoral puede depararle más de un dolor de cabeza al oficialismo.
Vale aclarar que tras el triunfo de Bertone en la primera vuelta fuegina y Maurice Closs en Misiones todo salía como parecía estar pervisto. Hasta que, en el repechaje, cuando nadie pagaba un peso por la candidata socialista, terminó ganando Fabiana Ríos.
Además, el cierre de listas dejó numerosas víctimas, deseadas y no tanto. Hemos hablado ya de la situación de los aliados sindicalistas, sin embargo nadie esperaba la Decisión de Verna, de renunciar a la candidatura pampeana y que vino a recordar un sinnúmero de dirigentes que son oficialistas ma non troppo. Empezando por el cordobés José Manuel de la Sota y pasando por la actitud díscola de Juan Manuel Urtubey.
Entrando en lo electoral, si juzgamos más o menos exacta la encuesta que encargó el diario La Nación a Poliarquía podríamos aventurar que mañana Mauricio Macri le propinará una paliza a Daniel Filmus, aunque tendrán que ir a una segunda vuelta de difícil resolución para el kirchnerismo. De no renunciar de inmediato a ese nuevo escarmiento, los dos precandidatos que más miden en la oposición, Ricardo Alfonsín y Eduardo Duhalde, podrían usar ese ballotage como una medición entre ellos y Cristina Fernandez y de final cantado.
Inmediatamente tendremos la elección satafecina, en la que el Frente para la Victoria pelea por un segundo o tercer puesto.
Luego vendría el ballotage porteño y, finalmente, la elección cordobesa, en la que el kirchnerismo solamente lleva candidatos legislativos. Por más que el probable ganador, el exgobernador de la Sota, le dedique a Cristina su triunfo, a nadie se le pasará desapercibido que es amor de primavera.
Así se ingresará en las primarias abiertas y simultáneas, en la que la oposición podrá lucir a su mejor candidato y el oficialismo medirá sus fuerzas frente a él.
Por otra parte, la situación parlamentaria se ha vuelto difícil para el kirchnerismo y nadie sabe si estas cosas están calculadas o no. El peronismo parece haber ingresado en una especie de estado deliberativo.+)

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