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No lo puede ver. Es evidente que la última decisión del presidente Alberto Fernández fue aceptar la designación de Sergio Massa como Ministro de Economía.
Tampoco la Vicepresidente quería consagrarlo con la suma del poder a quien había jurado mandarla presa. Pero la ruptura del Frente de Todos y sus consecuencias económicas no dieron lugar a otra solución.
Desde el punto de vista nacional, hubiese sido mejor que rija la acefalía. Porque un Presidente que no gobierna pero que puede vetar, y la existencia de una Vicepresisdente que no tiene la primera magistratura pero que constituye el poder político, serán un condicionante muy grande para Sergio Massa.
Así y todo se lo ve alegre. No sólo a él; a Malena Galmarini también. Disfrutan de su revancha. Dicen que ése es un plato que se come frío. Puede ser, porque aún no había siquiera asumido cuando le hizo una escenita al renunciado Daniel Scioli y otra al Presidente en la jura. Alguno dirá que todavía no hicieron ningún gol como para festejar el campeonato. Es así, un misterio. Se festejan cosas que la gente, que deambula triste por los mercados, no entiende.
Pero el dólar bajó, diría alguno. Claro. Es probable que los que hostigaron a Silvina Batakis hayan dejado de hacerselo a Sergio Tomás; al menos, por ahora.
En el Gobierno dicen que al renunciar Martín Guzman se le ofreció la posición a Sergio Massa pero que la despreció. Hasta que vio que Daniel Scioli se quedaba con la candidatura del Frente de Todos. Entonces, la pobre y esforzada Silvina Batakis no pudo hacer pie y se convocó al abogado de San Martín al Ministerio de Economía.
¿Puede funcionar? Si, tanto como Batakis. Lo que se puede hacer es acotado. Pero si su antecesora hacía de Jorge Remes Lenicov o de Erman González, el que iba a ser de Roberto Lavagna o Domingo Cavallo era Scioli. Ergo, Sergio Massa viene a ser Remes Lenicov o Erman González. No tiene nada de margen para la demagogia; sólo puede distribuir ajustes. Tampoco tiene mucho tiempo, como para heredarse a sí mismo y convertirse en Lavagna o Cavallo.
Si lo hace bien puede quedar en la memoria de los argentinos. Sería muy audaz pensar en que pueda ganar una elección. Aunque tal vez sea el candidato.
El equipo que prometió el súper ministro no asumió. El que tiene no es malo. Pero el problema que mantiene a la economía en jaque es político: la deconstrucción del Frente de Todos, y no está claro que eso vaya a revertirse. Massa intentará reconstruir el FT en torno suyo. Habrá que ver si lo consigue. Lo que está claro es que el gobierno de Alberto Fernandez concluyó y que esto que estamos viendo es el epílogo.
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