Olivosgate

El escándalo de las entradas a Olivos en plena cuarentena el año pasado entraña elementos de fondo que, al asociarse con información coyuntural, nos lleva a algunas interesantes conclusiones que no se dejan ver a simple vista, y que están lejos de cualquier conjetura. 

El primer elemento que nace de la información reveladora de Clarín se relaciona con Chien Chia Hong, el misterioso empresario taiwanés, quien aparece como supuesta pareja de la modelo Sofía Pacchi, y sus oscuros vínculos con el Estado: obtuvo alrededor de 19 contratos de adjudicación directa en un año durante el gobierno de Alberto Fernández -dos anteriores habían sido firmados en 2018 y 2019-, para la Comisión Nacional de Energía Atómica, el Ministerio de Defensa, el Ministerio de Seguridad, la Administración de Parques Nacionales y el Estado Mayor General del Ejército, entre otros, pero con mayor participación (once contratos) en el Estado Mayor General del Ejército, cuyo titular, el General Cejas, que realizó una gran parte de su carrera en los EE.UU, y obtuvo distinciones por parte de las fuerzas de seguridad de ese país. Dicho esto, la nacionalidad de Hong no pareciera un dato casual: Taiwán es el principal enclave norteamericano en el Mar de China. Esta pequeña isla tiene la importancia geopolítica de tener el monopolio mundial en materia de fabricación de chips electrónicos –los insumos que necesitan empresas como Apple o Huawei para fabricar teléfonos.

Pero lo que aumenta aún más el interés por este escándalo de entradas de personas a Olivos en la cuarentena es la ausencia de lo fortuito en el timing de la filtración de esta información. Sucedió casi simultáneamente con la renuncia del Ministro de Defensa, Agustín Rossi. Vale la pena aclarar que la Casa Militar no depende en los papeles formales del Ministerio de Defensa, sino que responde a la Secretaría General de la Presidencia, a cargo de Julio Vitobello, uno de los que realmente se pueden señalar como “amigos cercanos” del Presidente dentro de su gabinete, a quien jamás traicionaría. El Olivosgate se produce pocos días antes de la gira de la comitiva norteamericana que encabeza Jake Sullivan; una visita de altísimo nivel, que muchos lo vinculan como un gesto que viene a confirmar la concreción de la visita del Presidente Fernández a la Casa Blanca. Es llamativa la presencia del Director de Cibernética de la Casa Blanca en la delegación; sugiere que el viaje se vincula más bien a uno de los temas del manual de geopolítica mundial que desvela a las potencias mundiales: la guerra por la tecnología 5G, lo que avala la hipótesis del acercamiento estratégico histórico entre los gobiernos argentino y de los EEUU. En este sentido, la escala previa de Sullivan a su aterrizaje en Buenos Aires había sido Brasil, que es casi un “caso perdido” para los estadounidenses, debido a la creciente influencia del gigante chino Huawei en su territorio que, con el aval del presidente brasilero, inauguró hace apenas unos días el primer centro de innovación e investigación de 5G en Latinoamérica ubicado, precisamente, en la ciudad brasileña de San Pablo. Mientras Bolsonaro afina los detalles de la licitación del 5G y coquetea con China, el gobierno de Biden busca seguir afianzando sus lazos con el país más austral de su patio trasero, especialmente en el área de seguridad y defensa. Tal vez esta visita ayude a destrabar la sugestiva indecisión del Presidente para el reemplazo de Agustín Rossi en el estratégico Ministerio de Defensa, siempre que sea alguna figura que esté alineada y que pueda implementar con destreza algún tipo de sistema de seguridad y vigilancia que pudiera auspiciar el Norte, y que pudiera desarrollar, tal vez, con insumos electrónicos taiwaneses. La frutilla del postre de la visita de la comitiva norteamericana fue la desgnación del Embajador norteamericano en Buenos Aires, Marc Sullivan. El entramado que vincula a todos los elementos mencionados coloca sin dudas a una Argentina que más bien parecería periférica, en el corazón de la disputa mundial en materia de ciberseguridad y defensa. No olvidemos tampoco el destacado papel que nuestro país ocupa en la producción de litio, principal insumo de los chips.+)

EL PERSONAJE

En coincidencia con la visita de Mr. Sullivan, el Departamento de Estado designó al embajador norteamericano en Buenos Aires. La designación recayó sobre Marc R. Stanley, a quien costó identificar en su currículum otra referencia que no sea "un abogado de Dallas, destacado por su activismo con la comunidad judía", tal como refirió gente informada. Puede pesar la proveniencia geográfica: Dallas es una ciudad prominentemente petrolera; el anuncio de Bien de ayer sobre la movilidad eléctrica es un mazazo contra Vaca Muerta. También su condición judía, otro tema que forma parte de la agenda bilateral. O algún compromiso con el financiamiento del Partido Demócrata. En cualquier caso, no se trata de un avezado diplomático con experiencias previas comprobadas. No parece que el destino signifique un gran desafío para el futuro ocupante del cargo.

LA FRASE






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