La “foto de la unidad” que buscó el gobierno para disipar los nubarrones terminó por oscurecer el panorama. Porque, en los hechos, el sector que encabeza la Vicepresidenta rechaza el rumbo económico que está apuntalando el Ministro Guzmán. Eso coloca a los inquilinos de la Casa Rosada en una situación tan compleja como preocupante. Algo a lo que ya nos hemos acostumbrado. Siempre tirando petardos desde la boca del volcán hacia el interior.
Es notable que la Coalición Gobernante crea que el problema pueda resolverse con una foto. Su principal problema es patear el acuerdo con el FMI hasta 2022 e intentar que un default al Club de París no termine por desbarrancar el delicado entramado de esfuerzos económicos para la contención social y política. Como garantía, dejó en el ejercicio de la Presidencia a la protectora de los que piden menos recortes de subsidios y de gastos mientras viaja a pedir crédito con un ministro de Economía que se exhibe lastimado y deshilachado. Lo que vence en tres semanas es la deuda argentina con el Club de París, cuya reestructuración renegoció Axel Kicillof como Ministro de Economía de CFK en 2014 a una tasa de interés anual elevada para los niveles internacionales (9%) y sin quita. Dicho organismo suele acceder a una postergación del vencimiento de esta última cuota si existe un acuerdo previo con su hermano mayor, el FMI. Pero resulta difícil ingresar en un avance concreto con el organismo que comanda Kristalina Georgieva, si el kirchnerismo sigue mostrando los dientes para proteger la entrada. Los alfiles de CFK ensayan una y otra vez propuestas en torno de un nuevo estatuto para el FMI, mientras que el Presidente concentra sus esfuerzos en los márgenes del directorio del organismo para conseguir una renegociación con una tasa de interés preferencial. Con la canilla de divisas pronta a secarse, el crédito será fundamental para encarar los meses preelectorales. Más aún con un dólar que se muestra arisco y a dar pequeños corcovos. El azufre ya se huele en la boca del volcán.
El Gobierno se va quedando sin cartas. Apela al Papa Francisco. Sin embargo,
como adelantó Sergio Rubin, desde el Vaticano le habían aconsejado al Presidente que no pidiera la audiencia con el Santo Padre. Las heridas de la sanción del aborto -y los trascendidos oficiales de que habrían contado con su venia- todavía están abiertas. El Presidente confía en que una foto con el ex Arzobispo de Buenos Aires le dará una bocanada de aire fresco a su golpeada gestión. Esta foto ni siquiera está garantizada. Peor aún sería que Jorge Bergoglio luciera el mismo rostro que exhibió ante Mauricio Macri, si es que llegara a haber una captura del encuentro.
El mundo atraviesa una crisis económica.
Va a ser difícil que los países acreedores nos quieran seguir apoyando en las actuales condiciones y con lo que presenta nuestro país a modo de garantía. Hasta los Estados Unidos ensayan políticas keynesianas, como recalcó la Vicepresidenta. Primero América, plantea de alguna manera Joe Biden. No asoman paquetes de rescate, del tipo Plan Marshall, para contrarrestar la contracción del producto bruto mundial del orden del 3,5% que provocó la pandemia durante el 2020. Gracias a Dios los commodities ofrecen un viento de cola que llevó a la soja a cotizar en 600 dólares. No es un dato menor, porque implica
un ingreso extra de dólares en comparación al año pasado; algunos cálculos lo ubican en unos US$2531 millones. Pero habrá que saber utilizarlos. Podrán alivianar el peso de la brecha cambiaria o usarse para pagar los inminentes vencimientos de deuda, para mantener los subsidios, para la tarjeta Alimentar, para hacer obra pública.
Pero no todo junto. Racionalizar es el verbo olvidado.
EL PERSONAJE: FEDERICO BASUALDO
El debate por los subsidios a la energía planteado hacia el interior de la coalición oficial por Federico Basualdo refleja un entramado que trasciende a lo anecdótico. Si, como afirma
Alejandro Bercovich en el BAE, el padre de Federico es Eduardo y su hermano es Franco,
la discusión entre el Subsecretario de Energía y el Ministro de Economía fue tan sólo una chispa de magma que evidencia la actividad volcánica dentro del oficialismo. Porque Eduardo es un reconocido historiador y economista formado en FLACSO en los 80; fundador y director del Centro de Investigación y Formación de la CTA, entidad gremial que comanda Hugo Yasky. Esa usina produjo un documento crítico a la política económica que caló profundamente en el interior del kirchnerismo. Franco, por su parte, es parte del equipo de Wado de Pedro en Interior.
Hay algo así como un legado del pensamiento económico familiar en los Basualdo, donde las tarifas subsidiadas que defiende Federico son un componente esencial, que evidentemente pone en jaque a los planes de Guzmán, como hemos observado durante estas semanas.
LA FRASE
Comentarios