¿Qué pasará en 2025?

Interregno


A una semana del anuncio de la salida de su agobiada Ministra de Justicia, no se oficializó su renuncia porque no se había decido su reemplazante. Fueron varios y diversos los perfiles que el Gobierno dejó trascender durante la semana para ocupar la cartera vacante. Pero parecería que ninguno satisface los deseos de la Vicepresidenta, cuyo candidato único es Juan Martin Mena, el actual viceministro. El hecho de que se resista tanto el Presidente a los deseos de su socia política puede terminar resultando una decápita para el Viceministro en caso de que se termine imponiendo Martín Soria, como parecería ser. Soria fue etiquetado en los medios como kirchnerista, aunque en seno del peronismo bien saben que no reúne todos los requisitos de militante K: su hermana Maria Emilia, actual Intendenta de General Roca, votó a favor del desafuero de De Vido en su mandato como Diputada nacional.
En el casting de candidatos también desfiló Marisa Herrera, presentada como una abogada K de pura cepa: “verde y cristinista”. De cualquier forma, durante el interregno semanal el gobierno pareció querer atribuir los vetos de CFK al capricho vicepresidencial. Como si el Presidente dijera: con tantos candidatos con perfiles afines, ella solo quiere a uno. Por su parte, si Alberto aceptara esa única opción, correría el riesgo de poner en veremos a todos los funcionarios cuestionados en diciembre.
Además de la tensión pública que mantiene con CFK,

el Presidente también decidió tensar la cuerda con su otro socio político, Sergio Massa
, al apuntar al Gobernador Arcioni, de extracción massista, como el culpable por las fallas de seguridad en Chubut que ocasionaron violentos incidentes contra el vehículo presidencial que lo condujo en su visita a Lago Puelo. 
El Presidente de la Cámara de Diputados venía zafando del desgaste del binomio desavenido y venía subiendo su rating político con el avance del proyecto de modificación del Impuesto a las Ganancias. Hasta llegó a probarse el traje ante los empresarios que lo escucharon en el Council of the Americas, donde brindó las definiciones políticas y económicas que el sector privado quería escuchar.
Mientras tanto, a pesar de que ya se empieza a calentar la campaña electoral, la oposición no pudo capitalizar la crisis que generó en el gobierno la disputa por vacante en el Ministerio de Justicia porque fue víctima de su propia crisis con las fallas en el debut de la campaña de vacunación de los ancianos en la Ciudad; el propio ministro Fernán Quiros reconoció tales errores. Horacio Rodriguez Larreta pareciera no poder evitar ceder espacios en el escenario político; esta semana será el turno de hacerlo frente al protagonismo del expresidente Mauricio Macri debido a la presentación de su libro sugestivamente llamado Primer Tiempo, que algunos leen como el relanzamiento de su candidatura.
Mientras tanto, Fernandez prepara una batería de medidas electoralistas, tales como la aceleración de obras públicas, que intentan tapar la ralentización de la campaña de vacunación con la que esperaba mejorar la suerte electoral en octubre. A ello se suman las definiciones sobre los aumentos de las tarifas de gas que se darán entre hoy y mañana durante el desarrollo de las audiencias públicas aunque, de antemano, todo indica que se respetarán las aspiraciones del Instituto Patria de seguir desembolsando los subsidios para mantener las tarifas residenciales en porcentajes de un dígito, aún cuando esto signifique la postergación del acuerdo con el FMI más allá de las elecciones y que Guzmán alguna vez pensó lograr para el mes de mayo.
El Presidente sigue manteniendo la priorización de su agenda interna frente a su política externa. Lo ratificó al ordenar a su Canciller la modificación del formato de las celebraciones del aniversario del Tratado del Mercosur, que se realizarán en forma virtual, por motivos sanitarios. Ello implica la cancelación de la primera visita de los socios del bloque al país, en especial la de Bolsonaro, que tantas expectativas generó. Pero, en el fondo, esta jugada refleja la decisión de Fernandez de postergar definiciones sobre el futuro de la alianza comercial, mientras que concentra sus esfuerzos en la integración de Bolivia al bloque para balancear las posiciones con el resto de sus socios que abogan por la flexibilización.

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