El Congreso reunido en Asamblea recibe hoy a un Presidente que, en un marco de fragilidad y soledad, dará cuenta del estado de la Nación a los legisladores y al pueblo, tal como emana de nuestra Constitución. El presidente Alberto Fernández nuevamente atraviesa una dura crisis política desatada por el escándalo del vacunatorio VIP. Ese desgaste fue profundizado estos días con la condena de la Justicia a Lázaro Baez, acusado de lavado de dinero de la corrupción kirchnerista; la décima manifestación popular en contra del gobierno; y los inoportunos contagios de Covid contraídos por la nueva Ministra de Salud y la mayoría del equipo de su cartera. Mientras tanto, la Vicepresidenta, fiel a su tendencia al silencio en momentos de crisis, observó cada movimiento desde su casa en el Sur: ni siquiera atinó a viajar para presidir la sesión del Senado del miércoles último.
La imagen de hoy será particular y extraña a lo que suele ser el 1M; mostrará al Presidente en un recinto semivacío, con amorfos asistentes virtuales reflejados en pantallas, un aspecto que en este caso le quita la gracia a los clásicos juegos de gestos, miradas y abucheos de los políticos que suelen caracterizar a estos encuentros. Además, el Jefe de Gabinete y la Ministra de Salud brillarán por su ausencia, por cumplir aislamiento. Tampoco habrá eco del discurso en las calles ante la bajada de pulgar del Presidente a las manifestaciones populares en las inmediaciones del Congreso. En síntesis, un ambiente silencioso, vacío y, consecuentemente, de fragilidad.
El tono agresivo que usó el Presidente en la conferencia “mañanera” en México la semana pasada junto a su par AMLO -donde calificó de “payasada” a las repercusiones mediáticas y sociales alrededor del escándalo de las vacunas VIP- reflejó nerviosismo y enfado, que marcan un estilo presidencial más orientado a la confrontación y a la negación ante las crisis. Sin embargo, el Presidente hoy tiene una oportunidad más para dar vuelta la página y volver al carácter conciliador que supo demostrar hace exactamente un año atrás en la misma ocasión, donde hizo un fuerte llamado a la unión de los argentinos, mensaje que marcó el fondo de su discurso.
Pero la relevancia de la cita de hoy radica en el carácter electoral de este año, que ya arrancó con traspiés que el Presidente hoy tratará de morigerar con las buenas noticias económicas que trajo el primer bimestre del año que todavía pasaron desapercibidas:
el mes de enero arrojó superávits gemelos, con un resultado positivo en la balanza comercial que se produjo gracias al alza de los precios, sobretodo de la soja -precio y no cantidad-, y con un superávit fiscal, aunque leve, de 3000 millones de pesos. Parece casi un hecho adrede que en la misma semana que el gobierno conmemoró el día del cumpleaños de Nestor Kirchner, se registró esta anomalía en la economía argentina que sólo supimos ver en el periodo 2004-2009, justamente durante el mandato de dicho Presidente, fórmula económica que supo conducir el crecimiento económico en tándem con el alto precio de los commodities. Justamente estas dos condiciones económicas se están asomando en la economía argentina durante estos últimos días en los informes del INDEC y en los récords del precio de la soja. Podría ser efectivamente una maniobra intencional que confirma el giro ortodoxo del Ministro Guzmán para llegar a Washington a fines de mes a ver al FMI con los deberes hechos. Una de las medidas que se inscriben en esta lógica es la
decisión del gobierno de esta semana de dejar de subsidiar a los grandes consumidores de energía.. Se estableció un aumento para estos grandes usuarios que son alrededor de 3000, subas que llegan en algunos casos al 90%, en tanto que los pequeños y medianos usuarios, donde se inscriben las tarifas residenciales, se mantendrán subsidiadas.
El balance del año legislativo arroja resultados que no fueron negativos si tenemos en cuenta que el oficialismo solo cuenta con mayoría propia en una de las Cámaras, y es que
el 60% de los proyectos que envió el Poder Ejecutivo al Congreso fueron aprobados -22 sanciones de un total de 38 proyectos. Fue un año marcado por una hiper actividad parlamentaria conducida por la Vicepresidenta, con récord de sesiones en el Senado, aún a pesar de la implementación de la modalidad online.
El discurso que escucharemos hoy definitivamente marcará el camino, el tono y el estilo que eligirá el Presidente para gobernar este año y para llegar a las elecciones de octubre. La incógnita será si el tridente que veremos hoy en el estrado de la Presidencia en el recinto de la Cámara de Diputados, una exclusiva imagen que vemos sólo una vez por año, podrá sobrevivir unido a los vaivenes de la tormentosa política argentina.+)
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