La asunción del presidente uruguayo Luis Lacalle Pou presentó un fuerte contraste con respecto a sus vecinos argentinos; particularmente en las delegaciones extranjeras.
Su discurso no fue tan distinto que el de Alberto Fernández. Ambos vistieron formalmente y reconocieron sus antecedentes republicanos. El argentino cita reiteradamente a Raúl Alfonsín, incluso más aún que a Néstor Kirchner. Pero sus gestos para con los opositores es quejoso y limitado.
El discurso de Lacalle hijo fue más generoso es pluralismo; no echó culpas a nadie ni refirió a ninguna herencia recibida. Es que Uruguay tiene mejores pergaminos para mostrar en materia de alternancia partidaria y cumplimiento de los mandatos.
Pero Lacalle habló de unidad y se cuidó de lastimar a sus contrarios, como prenda de compromiso para hacerlo efectivo.
La concepción de la política como servicio también es un diferenciador.
Si bien Uruguay es un país laico y el rol de la Iglesia es menor al que tiene en nuestro país, Lacalle lució una familia extendida en tres generaciones y homogénea.
"Cuidaremos cada peso del contribuyente", dijo apelando a la austeridad.
Habló de brindar seguridad a los uruguayos y dijo que apoyará a los uniformados; "vamos a cuidar a los que nos cuidan", explicó. "No estamos dispuestos a ceder teritorio a la delincuencia, al narcotráfico, y vamos a perseguir al abijeato que causa daños en el interior del país".
Lamentó el proceso de anomia en algunos lugares del país y les atribuyó la pérdida de la paz ciudadana. Abordó también la cuestión educacional, la social y la ambiental. Finalmente, se comprometió a defender los derechos de todos.
"Si al fin del período los uruguayos son más libres, habremos hecho bien las cosas", concluyó. "Llegó la hora de hacernos cargo; llegó la hora de hacerme cargo, ¡viva la patria!"
Contrastes
Pero el mayor contraste se reflejó en las misiones que asisitieron a ambas ceremonias.
En Montevideo estuvieron el rey Felipe de España; el presidente brasileño, Jair Bolsonaro; el paraguayo, Mario Abdo Beníte; el chileno, Sebastián Piñera, y el colombiano, Iván Duque.
A Buenos Aires llegaron solamente Abdo Benítez, Tabaré Vazquez y Luis Lacalle Pou; el resto fueron representantes bolivarianos, como Pepe Mujica y señora, Rubén Correa y Fernando Lugo, entre otros.+)
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