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El Tae Kwon Do y la diplomacia deportiva coreana

Homenaje del Senado a los Pioneros del Tae Kwon Do, Maestros Kim y Choi
Por Manuel E. Adrogué

El viernes 22 de noviembre la Comisión de Deporte del Senado de la Nación entregó a los Grandes Maestros Han Chang Kim y Nam Sung Choi, introductores del Tae Kwon Do en la Argentina, la Mención de Honor “Senador Domingo Faustino Sarmiento”.
Los homenajeados fueron quienes en junio de 1967 llegaron al puerto de Buenos Aires desde la lejana Corea en un buque de carga holandés. Los acompañaba también otro paisano suyo, el Maestro Kwang Duk Chung. Después de dos meses cruzando el océano Indico, bordeando las costas de Africa y luego el Atlàntico, llegaron a esta tierra llenos de incógnitas y esperanzas trayendo su conocimiento de una disciplina exótica cuya existencia era desconocida. Pocos sabían aquí de la existencia de un lejano país llamado Corea; el Judo y el Karate, japoneses, cubrían todo cuanto podía conocerse sobre las entonces misteriosas “artes marciales”. Con dedicación y venciendo muchas dificultades, estos inmigrantes que venían de un país devastado por la guerra y las privaciones lograron abrirse paso y ganarse un nombre, inicialmente enseñando en academias de policía y fuerzas de seguridad. Su impresionante dominio corporal, la potencia con que podían atravesar ladrillos con sus puños y saltar por encima de filas de personas con sus patadas voladoras, superaron holgadamente cualquier barrera de lenguaje que pudiera existir. Todo aquel que alguna vez ha practicado Tae Kwon Do en Argentina ha escuchado hablar de los míticos maestros Kim y Choi. A través de las décadas, el Tae Kwon Do se transformó en el arte marcial más practicado de la Argentina.
Esos maestros, que hoy tienen más de 80 años, formaron a sus primeros discípulos, y hoy hay más de cinco generaciones. Entre aquellos tiempos de fotos color sepia y el frenético siglo XXI la disciplina sufrió numerosos cambios y transformaciones: en paralelo a la Federación Internacional liderada por el Gral. Choi desde 1966, en 1973 en Seúl se creó la Federación Mundial, que dirigió sus esfuerzos a transformar aquel arte de combate -famoso por haber sido utilizado por los comandos coreanos en Vietnam- en un deporte olímpico.  El gobierno surcoreano eligió al Taekwondo como producto cultural para ganar reconocimiento internacional, presentando a esta disciplina como deporte de exhibición en las Olimpiadas de Seúl 1988, y debutando oficialmente en Sydney 2000. La guerra fría y la división coreana han impactado de lleno en esta disciplina, que está marcada por dos estilos distintos: por un lado el promovido por Corea del Sur –“World Taekwondo” (WT), de orientación deportiva cuyo reglamento de combate se caracteriza por el uso de chalecos y el empleo casi exclusivo de patadas para pelear; por otro lado, el llamado “estilo internacional” o ITF, que sigue el lineamiento del Gral. Choi Hong Hi  (1918-2002) cuyo reglamento dispone el uso de protecciones de gomaespuma en manos y pies, permitiendo combinar patadas y golpes al torso y también al rostro. En general se considera que la versión WT está más en la vanguardia del cambio (encarnada por la Confederación Argentina de Taekwondo), mientras que la ITF, estructurada en un puñado de instituciones con considerable caudal de alumnos, se mantiene más cercana a los orígenes del arte marcial.
En la Argentina ambas modalidades han tenido gran desarrollo. Éstas han llegado a diferenciarse tanto que hasta se escriben distinto: “Taekwondo” para WT, y “Taekwon-Do” para ITF. Aunque en este caso, esa diferenciación no es una grieta, según ha podido verse en este sentido homenaje a los Maestros Kim y Choi, al que asistieron más de un centenar “hijos” y “nietos”, de una y otra modalidad, quienes continúan sus pasos, orgullosos por la generosidad de la enseñanza y ejemplo de vida de estos pioneros.

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