En San Isidro, ni Posse ni Lanús

Todavía hay mucha gente que no sabe que hay que votar dos veces en la provincia de Buenos Aires. La primera, el próximo 7 de septiembre, se votan candidatos provinciales y municipales y en la segunda, el 26 de octubre, los nacionales.  Esta división perjudica a aquellos que colgaban todas sus votaciones de una sola boleta, pero favorece a aquellos que piensan y analizan cada voto, segmento por segmento. Lo mismo pasa a nivel nacional, en donde las dos fuerzas mayoritarias buscan polarizar la elección y plantearla en términos presidenciales. Pero lo cierto es que la elección es parlamentaria y lo único que se eligen son aquellos que hacen leyes y controlan al Poder Ejecutivo y la Justicia. Por lo tanto, muy lejos de convenir votar a el simplista buenos contra malos, lo mejor es votar aquellos que no tienen compromiso con nadie. Nuestra sugerencia es votar el 7 de septiembre las listas de Potencia que son republicanas y van a apoyar al gobierno nacional en las cosas positivas, pero v...

La inmortalidad


Hace ochenta años se suicidaba Lisandro de la Torre, un destacado político rosarino nacido en Rosario el 6 de diciembre de 1868 que fue uno de los protagonistas de la oposición al régimen conservador.
Como todos los dirigentes próximos a ese protoradicalismo, fue muy popular, virtuoso orador y tenaz batallador, que hizo eje en el combate a la corrupción y en el cultivo de las virtudes cívicas. No en vano se lo llamó "el fiscal de la República". Eran laicistas y, como en su caso, muchos eran ateos también.
Mucho se especuló acerca de la verdaderas causa de su suicidio. Se especuló con la culpa por la muerte de su compañero de bancada, Enzo Bordabehere, quien se interpusiera ante el sicario que quiso asesinarlo en pleno debate de la Guerra de las Carnes en el Senado de la Nación en 1935; otros aseguran que el fallecimiento de su madre unos días antes tuvo un papel crítico para esa decisión. Lo cierto es que él ya se había retirado de la política; además, todos reconocían que estaba muy deprimido y que había empezado a despedirse de sus amigos.
De su carta de despedida se desprende el intenso aroma de las flores antes de marchitar; el agobio de un espíritu que se queda sin fuerza para mantener la pelea y la esperanza del que cree que con ese último gesto alcanza cierta inmortalidad.+)

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