La independencia


Tucuman juró el 21 de julio de 1916 la independencia proclamada el día 9 anterior.

La Gaceta afirma que "el Congreso envió un oficio al gobernador intendente de Tucumán, coronel Bernabé Aráoz en el cual expresaba que, declarada la Independencia el día 9, era todavía necesario “un vínculo más fuerte, un compromiso particular”, que manifestase más vivamente la voluntad de los ciudadanos de “defender hasta con su sangre el rango y carácter de una Nación libre e independiente”.
El 21 acudió “con todas las corporaciones” a la sala del Congreso, a prestar el juramento de la Independencia. Asimismo debía tomar las medidas “para que todos los ciudadanos de cualquier clase que sean, las milicias y habitantes de la campaña, lo presten igualmente de su parte en el día y lugar que V. S. señalare”. El mismo diario asegura que acudieron con el gobernador Aráoz, el general Manuel Belgrano y sus oficiales, “cuerpo municipal, clero secular, comunidades religiosas y demás corporaciones de esta capital, con un crecido número de ciudadanos de todas clases del Estado.

Este relato sirve para recordar el precio que tenía para esas poblaciones la declaración de la independencia nacional. El Congreso quería asegurarse de ellos eso de "juremos con gloria morir".
En nuestro tiempo es realmente extraordinario que alguien exponga su vida por un proyecto colectivo. El mandato imaginario es tener mejor vida, y tenerla ya; si conviene, migrando, más allá de lo que le suceda a nuestros compatriotas. "Yo puedo, Yo me salvo". Otros prestan su apoyo a quienes impulsan cambios políticos, pero como lo quieren inmediatamente lo hacen con histerismo: prestan y retiran el apoyo tan rápidamente que es imposible construir nada serio y, si no es serio, entonces fracasa.
Algunos dirigentes piensan que, por esa conducta, es que hay que buscar el favor popular para luego embarcarlos en cualquier empresa sin previo aviso.
De esto se desprende que la liquidificación social posmoderna dificulta a la democracia la procuración del bien común. Porque es impensable defender el proyecto nacional sin comprometer recursos para eso. Pero los recursos normalmente se asignan a la satisfacción electoral, que tiene otras urgencias.
Por esto creo que la soberanía está directamente relacionada con la educación en valores.+

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