En San Isidro, ni Posse ni Lanús

Todavía hay mucha gente que no sabe que hay que votar dos veces en la provincia de Buenos Aires. La primera, el próximo 7 de septiembre, se votan candidatos provinciales y municipales y en la segunda, el 26 de octubre, los nacionales.  Esta división perjudica a aquellos que colgaban todas sus votaciones de una sola boleta, pero favorece a aquellos que piensan y analizan cada voto, segmento por segmento. Lo mismo pasa a nivel nacional, en donde las dos fuerzas mayoritarias buscan polarizar la elección y plantearla en términos presidenciales. Pero lo cierto es que la elección es parlamentaria y lo único que se eligen son aquellos que hacen leyes y controlan al Poder Ejecutivo y la Justicia. Por lo tanto, muy lejos de convenir votar a el simplista buenos contra malos, lo mejor es votar aquellos que no tienen compromiso con nadie. Nuestra sugerencia es votar el 7 de septiembre las listas de Potencia que son republicanas y van a apoyar al gobierno nacional en las cosas positivas, pero v...

El Reino del Principito

El 6 de abril de 1943 se publicó por primera vez El Principito, de Antoine de Saint-Exupery.
El Principito era un extraterrestre que se encontró con el narrador en el desierto, en donde había caído su avión. El libro intercala diálogos en un peregrinar entre espacial y desértico, en el que surgen fragmentos tan valiosos como éste que distingue el amor del querer: “Amar es desear lo mejor para el otro, aun cuando tenga motivaciones muy distintas. Amar es permitir que seas feliz, aún cuando tu camino sea diferente al mío. Es un sentimiento desinteresado que nace en un donarse, es darse por completo desde el corazón”.
Es natural encontrar un ejemplar del Principito en cualquier biblioteca. Recomendamos su relectura.
Recientemente un empresario sin antecedentes literarios, Alejandro Roemmers, en un gesto que merece ser destacado, escribió el El Regreso del Principito para destacar los valores que allí quedaron registrados, como cuando dice: “He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible a los ojos”.+)

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