El último Gordo

Foto: infobae.com
La heterogénea movilización de ayer pareció ser el último estertor de un factor tradicional del poder en la argentina: el sindicalismo tradicional, comunmente conocido como de "Los Gordos".
Hugo Moyano siempre fue "un distinto" en su tribu:
1. Por lo pronto, físicamente, no es gordo; es fuerte y morrudo.
2. No es católico, sino evangelista, una rareza en cualquier expresión del peronismo; como ser judío.
3. Mantuvo la legitimidad desde la satisfacción de su base de representación; de hecho, su liderazgo no se sostuvo -al menos, exclusivamente- sobre base de fraudes, aprietes y manganetas.
4. Su representación no sólo reúne a los trabajadores, sino que incluye a los empresarios del transporte.
5. A la hora de defender sus intereses, no tiene ningún prejuicio. La prueba más contundente se pudo constatar ayer en la calle y en el palco: se juntó con todos aquellos que quisieran acompañarlo.
Hay que recordar la fecha de ayer, porque se parece más a lo que viene que a lo que pasó. Los que marcharon son los herederos del viejo gremialismo: los movimientos sociales y el sindicalismo progresista o de izquierda.
La única presencia de Juan Carlos Schmidtt, dejó en evidencia el final del triunvirato que conduce a la CGT; de hecho, la existencia de una figura tripartita señalaba ya una división insuperable en el movimiento de los trabajadores peronistas.
Pero el 21F no le va a alcanzar a Moyano para sobrevivir a Mauricio Macri.
En primer lugar porque su figura en muy impopular en la opinión pública, al igual que los paros y movilizaciones como la que se vio.
Pero especialmente porque no hizo nada por embellecer su mensaje ante la principal variable de evaluación política que tiene el gobierno, que es la aprobación. Sólo privilegió el tejido político de la manifestación y descuidó por completo los aspectos estéticos y mediáticos de la misma. El tren fantasma era un crucero mediterráneo al lado del palco de la avenida Belgrano.
El último Gordo muere de pie, dignamente; paradójicamente, a la noche también caía "su" Independiente en Porto Alegre. A Macri le alcanza y le sobra ese resultado; necesitaba detener la sangría de popularidad de los últimos tres meses y consolidar la hegemonía de su poder.+)
Foto: muyindependiente.com

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