El resultado de las elecciones de ayer fue del mayor gusto del Gobierno.
Con una gran precisión, logro un triunfo aparente que le renovó la cuota de poder necesaria para terminar con firmeza el proceso electoral y consecuentemente su mandato, por una parte, y dejar la sensación de que el resultado es frágil y que necesita del apoyo popular para octubre, que es cuando efectivamente se renovarán las cámaras parlamentarias, por el otro.
Evidentemente, Jaime Duran Barba sabía lo que hacía. Jugó a los flejes. Dejó que pase el tiempo, permitió que la oposición se envalentonara y lanzó una campaña certera sobre el final.
En una sola jugada logró derrotar políticamente a Cristina Fernandez de Kirchner y al kirchnerismo residual, descabezar al peronismo, extinguir a los Rodríguez Saa, relativizar el poder de gobernadores e intendentes, y consagrar a Juan Manuel Urtubey como el gran contrincante de cara al 2019.
Aun sin mayoría legislativa, el Gobierno ahora podrá emprender las iniciativas parlamentarias que necesita. Además, podrá terminar de cocer el guiso del crecimiento económico y de la bonanza que requieren las urnas en octubre y en 2019.
Además del gurú ecuatoriano, Maria Eugenia Vidal, Lilita Carrio, Hector Baldassi y el gobierno, en líneas generales, han quedado como grandes ganadores de ayer. Horacio Rodríguez Larreta ayer se hizo un lugar en el olimpo de los ganadores con una inteligente y temprana aparición anoche en las pantallas.
Mauricio Macri tuvo una presencia razonable, pero en definitiva es el gran ganador de ayer, si lo medimos en términos de poder.+)
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