¿Qué pasará en 2025?

¿Qué debe hacer el Gobierno para ganar en 2017?

Copio dos artículos ilustrativos del politólogo Carlos publicados en 7 miradas:

AÑO NUEVO, AGENDA NUEVA

El quid de gobernar en la actualidad tiene que ver, entre otras cosas, con: 1) administrar correctamente las expectativas, y 2) siempre tener una agenda renovada que sintonice con la mayoría social (ser siempre “el cambio”).

El gobierno de Mauricio Macri estuvo muy atado durante todo 2016 a la agenda socioeconómica, por obvias razones, con altos y bajos. Altos como levantar el cepo, lograr el acuerdo con los holdouts, impulsar el blanqueo y reducir las retenciones al campo. En baja como la inflación, la recesión y el ajuste en las tarifas de servicios.

Eso hizo que la nueva administración cambiara su enfoque estratégico por el camino, como fuimos advirtiendo en esta columna durante el año pasado.

Pasó de creer en la bendición en las inversiones a apostar a la clásica reactivación vía consumo interno. Pasó de obsesionarse por bajar el déficit fiscal a comprender que lo importante es ganar la elección legislativa de 2017.

En las últimas semanas el gobierno promovió -entre otros- los siguientes temas:

·         -la baja en la edad de imputabilidad,
·         -el control de los antecedentes a la inmigración,
·         -la baja en el costo laboral vía ART,
·         -la modificación en el régimen de feriados,
·         -la negativa a financiar el fútbol,
·         -más medidas de apoyo al campo.
·        
Las posiciones tomadas en estos issues en general tienden a sintonizar con el público que votó a Cambiemos en 2015: preocupación por la seguridad, por los costos de las empresas, por el campo, por medidas “populistas” como fútbol y feriados.

De esta manera el gobierno está tratando de “des-economizar” la agenda, teniendo en cuenta que la reactivación va a seguir retrasada a los ojos de los votantes.  Además lo muestra activo, ofensivo, apuntando a que se le mantenga el crédito mientras la recesión se va.

Cambiemos no necesita que todo ande fenómeno para ganar la elección de este año. Sí necesita 1) mantener las expectativas de que siguen siendo el cambio, aunque no lo materialicen en la medida de lo esperado, 2) alentar el miedo de que el único gobierno que perdió la primera legislativa se tuvo que ir (la Alianza), y 3) mostrar que si pierde puede volver el infierno tan temido (CFK).

A favor corre que la segunda parte de este año será lo mejor de 2017 en materia económica, justo cuando los argentinos irán a la urnas. Quienes lo conocen hace muchos años dicen que Macri es un hombre de suerte, factor que como decía Maquiavelo debe estar asociado a la figura del Príncipe.

En contra juega el paso del tiempo: cierta sensación para no pocos ciudadanos de que no pasa nada, que gobierna para ricos, que los pronósticos no se cumplen, que no era el cambio esperado, etc.

La gente vota por expectativas y haciendo balance, no por solo por realidades y por la presencia de factores negativos.

QUE DEBE SUCEDER PARA QUE EL GOBIERNO GANE ESTE AÑO?

Deben suceder al menos 5 cosas: que…

1.    … además que baje la inflación, la economía se reactive;
2.    … la gente sienta que la economía se reactiva;
3.    … haya expectativas positivas sobre el futuro;
4.    … la mayoría no sienta que deba castigar al gobierno; y
5.    … que el gobierno no cometa errores políticos graves (como la estrategia respecto al incremento de las tarifas de gas.
Veamos la probabilidad de que se cumplan cada uno de los 5.

1)      La inflación será sustancialmente más baja que en 2016, pero quizá no tanto como desea el gobierno. La economía se reactivará, pero no tanto como prevé el oficialismo, y con un impacto sobre el sector popular muy moderado. Pero se podría decir que básicamente la condición se cumpliría.

2)      Esto es más complejo, ya que un 2.5 de crecimiento –como coinciden varios economistas de distinto pelaje- no se sentirá tanto en la calle. Sin embargo, vale apuntar dos elementos: a) la maquinaria se va a mover más, de todos modos, y b) lo mejor del año se verá en el segundo semestre, cuando los argentinos vayan a las urnas. Siempre debe visualizarse la dimensión subjetiva del incremento del PBI, no solo las cifras del INDEC y el Banco Central: la calle tarda entre 3 y 4 meses en sentir cambios favorables en los indicadores objetivos. Es decir, que si la reactivación empieza a ser un hecho integral –no focalizado- hacia abril, la gente lo percibirá para el momento de las PASO (mediados de agosto).

3)      Si se dan los supuestos 1 y 2, es probable que se cumpla el tercero. De hecho las expectativas son positivas, aunque no son fenomenales, y se han ido desgastando un poco.

4)      Este punto es clave: ¿cuál será el clima de opinión hacia el momento electoral? Al respecto en los estudios cualitativos se detectan 3 cuestiones: a) “quiero que le vaya bien al gobierno, porque si no tengo miedo de que se armé lío como en 2001”; 2) muchos que votaron el cambio no quieren creer que el cambio fue en vano; y 3) la sensación de “no tengo ganas de tener bronca”, aunque haya cosas que no gustan de este gobierno. Esto lleva a que haya un segmento que diga “siga, siga” (fiel al estilo del ex árbitro Pancho Lamolina). O como la de aquel profesor que tenía dudas sobre aprobar a un alumno universitario en un parcial, y finalmente le dice: “andá, pero estudiá bien para el final …”. Es decir: “no sé si el gobierno está para aprobar, pero que siga hasta 2019, y ahí vemos”.

5)      Esto nunca se sabe, porque cada tanto el gobierno se enreda con sus propios errores. Y si bien durante 2016 “estaba aprendiendo”, a partir de ahora los costos que pagará en la opinión pública serán más altos (porque se supone que ya aprendió).

El clima que se genere es fundamental, porque podría también suceder que haya una parte sustancial que quiera castigar al oficialismo, y que crea que no se pone en riesgo la estabilidad institucional si acontece ese comportamiento electoral.

Si este fuese un partido de fútbol y estuviese Lamolina, el gobierno podrá respirar más tranquilo.

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