Buenos Aires en la Nación

La Argentina ingresó en una nueva etapa histórica, que cierra el ciclo que se inicia con la caída de Fernando de la Rúa. Puede ser el inicio de una nueva etapa o, simplemente, una transición hacia la próxima. Depende del éxito que pueda tener. 

La diferencia del balotaje fue muy ajustada, 51,4 contra 48,6, en favor de Macri. Tan ajustada como sospechosa, puesto que las encuestas del sciolismo (Poliarquía, por ejemplo) y del macrismo (Isonomía) iban de diez a quince puntos porcentuales respectivamente. ¿Volvieron a equivocarse? Las primeras pesquisas apuntan al Correo, aunque nadie parece interesado en profundizar la investigación. Probablemente porque ya haya decisión en el flamante oficialismo de ir hacia un nuevo sistema electrónico de votación.

Es un dato interesante que Mauricio Macri sea el primer presidente desde la ley Saenz Peña que no es peronista ni radical, y que Cambiemos está liderado por un partido surgido en el siglo XXI. El Pro nació en 2002.

El efecto político más importante de la renuncia de Ernesto Sanz es eliminar al principal interlocutor del radicalismo con el Pro y obligarlo a mezclarse.

A cien años de esa ley democratizadora, la república parece que va a dar una nueva vuelta de tuerca; y el sistema de partidos se verá sensiblemente alterado.

El macrismo, de acuerdo a sus primeras definiciones, pareciera encaminarse hacia un Desarrollismo Economicista, con rasgos del nuevo siglo. El peronismo seguirá ordenando la economía al humanismo cristiano.

La Conferencia de prensa del presidente electo exhibe señales de republicanismo. Sus respuestas, coherentes y previsibles, fueron consistentes con las propuestas de campaña. La sensatez vuelve a poner a la política al servicio de la comunidad. Se respiran buenos aires en la Nación.

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