Historias que no se deben repetir

Al final parece que el gobierno tenía razón: algo de golpismo había en esa marcha: 1. De no ser así no habría una nueva convocatoria. 2. De hecho, los días posteriores a la marcha hubo más reivindicaciones a "la lucha" que condenas a la violencia. 3. Pero lo más destacado fue la aparición de Sergio Massa convocando a la unidad del campo popular y pidiendo poner límite al gobierno son el elemento más destacado. Poreque recuerdan al 2001, no sólo por la violencia sino porque Massa -como entonces Eduardo Duhalde- fue el último candidato presidencial. Pero la gran diferencia fue que aquella vez Duhalde había ganado las elecciones intermedias y que luego se haría cargo del ajuste; mientras que esta elección aún no tuvo lugar, pero el ajuste ya está realizado.

Dio para más

La elección de ayer era naturalmente una elección que venia a terminar con un ciclo político, aún cuando triunfara el oficialismo.
La mentada renovación fue auspiciada por un deseo de cambio. El éxito del PRO y de sus aliados radicales en numerosos distritos, algunos impensados, abonan la necesidad popular de un cambio de sistema político y electoral.
El cansancio producido por las cadenas nacionales, el soberbio desparpajo de la apariciones públicas del candidato a gobernador del kirchnerismo acusado en los medios por su cercanía con el narco y la desencajada expresión en el rostro del candidato oficialista a la Presidencia, habrían sido los ingredientes que colmaron la paciencia del electorado.
El buen desempeño del Frente para la Victoria en las PASO señalan que la gente no estaba cansada del modelo, ni del partido, ni le disgustaba el candidato. Un poco de moderación por parte de Aníbal Fernández y de mayor concordia entre los exponentes del justicialismo hubiese bastado para, aunque más no sea, mantener la performance. Pero el miedo movilizó a los tibios.
Ahora que la gente cruzó el límite de cambiar, especialmente en un ámbito tan conservador como la provincia de Buenos Aires, difícilmente vuelva atrás.
Una rápida lectura de los resultados permite observar que, de los dos millones de votos que sumó Mauricio Macri, la mitad proviene de la provincia de Buenos Aires, y el resto de una mejor peformance en los principales distritos, en donde había realizado una elección deficiente en las PASO.
Además, hubo 1,3 millón de electores más que parecen haber engrosado su volumen electoral, ya que fue el único candidato que sumó tanto; Sergio Massa obtuvo 700 mil más, y Daniel Scioli, sólo 200 mil.
Parecería ser que lo que empezó siendo una natural fiesta republicana terminó en una revolución.+)

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