Rumbo a 2015 / La estrategia del Gobierno
La presidenta
Cristina Kirchner ya planea su retirada y busca incidir en el nombre de su sucesor en 2015. Si bien alentó el lanzamiento de varios candidatos kirchneristas a ultranza, por lo bajo dio
instrucciones a su círculo íntimo y a la agrupación La Cámpora para que respalden en la máxima
reserva la postulación presidencial del gobernador bonaerense, Daniel Scioli, el peronista que mejor mide en las encuestas.
Por eso, por ejemplo, habilitó a su incondicional diputado Eduardo "Wado" De Pedro, de La Cámpora, para que actúe de nexo entre el ultrakirchnerismo y Scioli.
Según confiaron a LA NACION en
la Casa Rosada, De Pedro y Scioli tienen un diálogo frecuente. Buscan diseñar políticas comunes para evitar el avance de
la agenda de sus adversarios de 2015:el diputado Sergio Massa (Frente Renovador) y el jefe del gobierno porteño Mauricio Macri (Pro).
Los temas preponderantes son inflación, inseguridad y política partidaria. Así nació, por caso, el operativo para combatir el narcotráfico en Rosario con 1500 gendarmes y 500 prefectos, algunas medidas del ajuste económico del Gobierno y la conformación de una lista de unidad para conducir el PJ desde mayo próximo.
De Pedro tiene llegada directa a Cristina, al secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, y es amigo personal de Máximo Kirchner, hijo de la Presidenta y jefe en las sombras de La Cámpora.
También Scioli tiene fluido trato con el diputado provincial José Ottavis, que se distanció del camporismo, pero que se reivindica peronista y kirchnerista.
Los voceros oficiales del sciolismo negaron a LA NACION contactos con La Cámpora. Dicen que Scioli "acordó para 2015 con el 90% del peronismo: gobernadores, legisladores e intendentes" detodo el país. Y aseguran que enfrentará en las primarias abiertas (PASO) de agosto de 2015 a cualquier candidato presidencial que apoyen Cristina y La Cámpora.
En ese lote, ubican al gobernador de Entre Ríos, Sergio Urribarri; al ministro del Interior y Transportes, Florencio Randazzo; al jefe del Gabinete, Jorge Capitanich, y al presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez.
La Casa Rosada dice otra cosa. "Cristina buscará alternativas, como Urribarri o Randazzo, para evitar ser un «pato rengo» y que el poder se le escurra antes de tiempo y todos hablen con Scioli. Pero, a su debido tiempo, lo apoyará, porque éste ganará las primarias y no quiere ser perdedora. Ella manejará sus tiempos. Esto será al final", señaló un operador oficial.
Desde La Plata contraponen: "No tenemos apoyo de Cristina. Si así fuera, mandarían más recursos a la provincia, pero eso no ocurre. No llega un peso más de lo estrictamente estipulado por la coparticipación". Parte de la estrategia de Scioli consiste en apoyar a Cristina, no salirse del PJ, pero tomar prudente distancia de ella para preservar el voto peronista y, además, seducir el de la clase media no kirchnerista.
Pero muchos dirigentes de La Cámpora comentaron en diversos ámbitos que Cristina les dio orden de "no matar a Scioli" porque a fin de este año o principios de 2015, éste será "el" candidato.
Así las cosas, el gobernador bendijo un acuerdo por la conducción del PJ porteño entre Víctor Santamaría, que presidirá el partido, y el camporista Mariano Recalde, titular de Aerolíneas Argentinas, que será su segundo.
También armó una reunión de gobernadores del PJ, en la que se unificó la conducción nacional del partido desde mayo.
Durante una reciente cadena nacional en Tecnópolis, Cristina sentó a su lado a Scioli y evocó en su discurso el año 2003 cuando juntos llegaron al gobierno. Fue un gesto poco usual en ella el de participar a Scioli de los gratos recuerdos.
La Presidenta y Scioli acordaron hace cinco meses que éste tendría autonomía en el diseño de su campaña y que ella haría gestos que a él no le gustarían. Los candidatos que se lanzarían en nombre de ella irían a hablar antes con Scioli. Y ello ocurrió al pie de la letra.
La Cámpora haría lo que ella ordenara. Scioli le creyó y, así, cerró filas con el Gobierno.
Sin embargo, algunos sciolistas sospechan que Cristina "no quiere que gane un peronista" porque ella perdería el poder en el PJ, y que sólo apoyaría en las formas a Scioli para "no pelearse con el peronismo y con los gobernadores".
Imaginan que ella podría preferir un opositor como Macri para ser la jefa de la oposición mientras asume la presidencia de la Unasur, con la ilusión de volver en 2019..
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