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El chavismo empieza a perderle la paciencia al presidente
Por Antonio María Delgado, El Nuevo Herald
MIAMI.- Los chavistas se muestran divididos en torno a la gestión de Nicolás Maduro, y un sector importante expresa su desagrado sobre la actuación del régimen frente al colapso de la economía y ante la ola de protestas que sacuden al país.
Encuestas y entrevistas de grupos focales hechas en los últimos días muestran que el respaldo popular con el que cuenta Maduro es realmente muy escaso y que una porción significativa del sector que tradicionalmente se sentía atraído por el discurso y el proyecto político del Hugo Chávez siente desconfianza del nuevo líder.
"El estudio que publicamos hace dos semanas nos indica dos cosas. Una, que está incrementándose la disposición a protestar -dijo desde Caracas Oswaldo Ramírez, presidente de ORC Consultores-. Y segundo, que efectivamente el venezolano [chavista] está llegando a la conclusión de que el gobierno no puede satisfacer las necesidades, y empieza a sentir desconfianza en el gobierno, porque interpreta que no podrá seguir proveyendo de la misma manera que lo hacía su predecesor."
Según el sondeo de OCR, sólo un 23% de los venezolanos consultados aprueba la gestión de Maduro (un 15% la califica como "buena", y 7%, "muy buena"). Ese 23% contrasta con el nivel de 44% con que Maduro comenzó su gestión el año pasado. Más del 60% de los venezolanos se muestra en contra de la gestión del heredero de Chávez.
Los sondeos de opinión fueron realizados durante la actual crisis, que tiene a la oposición envalentonada y al gobierno de Maduro a la defensiva por una ola de protestas en las principales ciudades del país.
Para el analista político Rafael Revilla, la situación política de Venezuela es mucho más delicada de lo que las noticias dejan entrever, con el gobierno comenzando a dar señales de que no está en condiciones de contener las manifestaciones.
"En este momento hay una crisis en el gobierno. El régimen está acorralado y está cometiendo errores que se ven a cada rato, lo cual indica un comportamiento errático y nervioso", comentó Revilla. "Tenemos ciudades totalmente paralizadas. En Maracaibo, por ejemplo, las calles y avenidas principales están cerradas por las manifestaciones, con cauchos quemados, obstáculos armados con planchas de zinc", agregó.
Los ataques emprendidos por agentes del orden y por grupos paramilitares contra los estudiantes y personas que protestan contra el gobierno ya dejaron seis muertos y cerca de un centenar de heridos, más decenas de detenidos. Entre los detenidos se encuentra el líder opositor Leopoldo López, acusado por las autoridades de incitar a la violencia.
El gobierno de Maduro también es acusado de sistemática violación de los derechos humanos, con informes que dicen que algunos de los estudiantes fueron torturados por agentes de la Guardia Nacional.
Ramírez opinó que no todos los chavistas están de acuerdo con la actuación del régimen frente a las protestas. "Muchos creen que López no hizo nada. Son testigos de la brutal represión y de las violaciones de los derechos humanos", comentó.
El asesor Orlando Viera-Blanco dijo que los resultados de grupos focales de los últimos días están mostrando una significativa fragmentación de la base popular chavista.
Por un lado, hay una porción de esa población chavista que se siente alarmada ante la inestabilidad política del gobierno, dijo Viera desde Montreal. "Hay una radicalización de ese segmento que se produce en medio del temor de que la oposición, de tomar las riendas del poder, les quite lo que lograron con el chavismo", explicó. "Ese sector está viendo en este momento a López y a la dirigente María Corina Machado como los grandes agresores", sostuvo.
Pero también hay otro grupo chavista que ve el prospecto de un cambio político en Venezuela como un escenario inevitable en vista de la grave crisis socioeconómica. "Es un sector popular que normalmente estuvo inclinado a Chávez, pero que en este momento no ve alternativa, y que ante una posibilidad de que un líder de la oposición llegue al poder siente que no es la mejor salida, pero que sin embargo esto no puede seguir así."
"Ese sector, aun siendo proclive a Chávez, está harto de Maduro. Y allí surge con mucha fuerza la necesidad inmediata, impostergable, de que se tomen las acciones para acabar con la crisis y que eso justificaría una alternativa de poder", dijo.
Dentro de ese sector chavista que le da la espalda al actual presidente se está cimentando la noción de que Maduro no es Chávez para explicar la rápida pérdida de la calidad de vida que sufrió a lo largo de su año de gobierno, explicó Ramírez. Medidas como las continuadas devaluaciones y la pérdida de acceso a la tasa de dólares preferenciales son sumamente impopulares, dijo Ramírez.
Pero los venezolanos, y en especial el segmento chavista, también sufren la mayor tasa de inflación del planeta, uno de los más pronunciados auges delictivos del continente y el índice de escasez de productos más alto registrado por el país en su historia reciente. Es un cuadro que empeoró con Maduro y genera dudas dentro del chavismo sobre su capacidad de liderazgo, resaltó Viera.
"La corrupción, las medidas recientes tomadas en materia de devaluación, la espiral caótica en materia económica e inflacionaria y la ineficiencia en la gestión comienzan a colocar a un sector radical del chavismo en serias dudas sobre la competencia y la capacidad de Maduro de seguir liderando el proceso", dijo Viera..
El detonante
Se desatan las protestas luego de que el presidente Viktor Yanukovich rechaza un acuerdo comercial con la UE para acercarse a Rusia.
Mediación
Las protestas se extienden y los manifestantes ocupan edificios públicos en Kiev y otras ciudades; sin éxito, Bruselas intenta mediar en el conflicto.
Divisiones
El apoyo de Rusia, que decide rebajar el precio del gas a Ucrania, genera profundas desavenencias entre Moscú y Bruselas; EE.UU. apoya a la oposición.
Muertos
El conflicto se agrava luego de que mueren cinco manifestantes: el 27 de enero cae el primer ministro y el Parlamento suprime las leyes antiprotesta.
Estallido
En el día más violento desde el inicio de la crisis, mueren 26 personas; el país queda al borde del abismo; la cifra de muertos y la violencia se disparan.
Desde mediados del siglo XX hasta su independencia, en 1991, Ucrania formó parte de la URSS. Desde entonces, están quienes apuestan a acercarse a Moscú y los que se inclinan por Europa
Mientras la UE intenta seducir a Ucrania, un país de 46 millones de habitantes, Moscú no está dispuesto a dejar salir de su órbita a la ex república soviética, que representa la segunda economía de la zona
Antes hubo otras crisis en Ucrania, pero siempre se alcanzaron acuerdos para resolverlas. Ahora una salida diplomática parece complicada porque nadie está dispuesto a ceder
Existe temor de que lo que comenzó como una crisis política se transforme en una guerra civil. Algunos analistas rusos advierten que podría repetirse un caso como la desintegración de Yugoslavia
Presidente de Ucrania
Asumió en 2010 cuando venció a Yulia Timoshenko en segunda vuelta; su gobierno es cuestionado por la corrupción, la crisis económica y por su cercanía al Kremlin.
Líder opositor
Encabeza el principal partido de la oposición ucraniana (Batkivshina), al que pertenece Timoshenko, la líder encarcelada desde 2011; es abogado y economista.
Líder opositor
El campeón europeo y mundial de boxeo se transformó en el líder más popular de la oposición, y en el emblema de la protesta por su presencia en las barricadas de Kiev.
Presidente ruso
Es el único aliado internacional de Yanukovich; intentó convencerlo para que no se aproximara a la UE. El apoyo económico de Rusia es crucial para Yanukovich..
KIEV.- La tregua de anteayer duró apenas unas horas , sólo seis. Y después, Ucrania se precipitó en el abismo, al vivir el día más sangriento que se recuerde desde la época soviética, en una batalla política y campalque enfrenta a un gobierno cercano a Rusia con opositores inclinados por Occidente.
Ahora, este país bisagra entre Europa y Rusia se encuentra en el peor momento de incertidumbre de su historia reciente.
Los choques entre los manifestantes antigubernamentales, que protestan desde noviembre pasado, y la policía en el centro de Kiev se saldaron ayer con unos 50 muertos. Eso llevaría la cifra total de muertos desde el martes a 75, según el gobierno. Pero la oposición advirtió que ayer contabilizó entre 70 y 100 muertos.
La nueva represión disparó la alerta global, y el presidente Victor Yanukovich se vio sometido a intensas presiones opuestas de la Unión Europea y Rusia.
Pero cualquier salida diplomática a la crisis que atraviesa Ucrania desde hace tres meses se insinúa complicada. Desde hace días, los manifestantes que resisten en Maidan (la plaza de la Independencia) ya no responden a los llamamientos de los líderes de la oposición, desbordados por los reclamos de la calle.
El intercambio de fuego entre opositores y fuerzas de seguridad se prolongó ayer durante más de tres horas en el centro de Kiev.
Imágenes de video mostraron a agentes de la policía antidisturbios disparando desde un tejado contra los manifestantes en la plaza.
En otro video, un militante de la oposición que usaba casco disparaba apostado tras un árbol. Sólo ayer murieron cerca de medio centenar de personas, entre opositores y policías. Más de 300 personas continuaban hospitalizadas, la mayoría por heridas de bala. En el Maidan se apilaban cadáveres desparramados por el piso, a pocos metros de donde Yanukovich se reunía con una delegación de la Unión Europea.
Los manifestantes resistieron las embestidas policiales con bombas incendiarias, palos y armas de fuego, algunas de ellas robadas a los cerca de 70 agentes retenidos por los grupos más violentos.
Conformando milicias de ataque y defensa, los manifestantes se han transformado de la noche a la mañana en una guerrilla urbana, pertrechada con escudos, palos y fusiles, y provista de hospitales de campaña para atender a los numerosos heridos en las refriegas con las fuerzas de orden público.
El Ministerio del Interior instó a los ciudadanos a que eviten el centro de Kiev. Colegios, restaurantes y muchos negocios en la activa ciudad de tres millones de habitantes permanecían ayer cerrados. El subte no funcionaba y los cajeros automáticos estaban casi sin efectivo.
Mientras el centro de Kiev ofrecía escenas apocalípticas propias de una guerra civil, los rumores sobre una inminente declaración del estado de excepción sobrevolaban toda la ciudad.
Yanukovich estuvo a punto de jugar la carta del despliegue del ejército anteayer para sofocar la insurrección, pero a última hora cedió a las presiones y pactó una tregua con los dos principales líderes opositores, Arseni Yatseniuk y Vitali Klitschko. El cese de hostilidades, sin embargo, sólo duró unas horas, en una muestra más del caos que reina en el país.
En los despachos oficiales también gobernó la incertidumbre durante todo el día de ayer. Yanukovich, un ave fénix que sale a flote cuando más acorralado parece estar, recibió a los cancilleres de Alemania, Francia y Polonia con el fin de diseñar una hoja de ruta que conduzca hacia una solución política a la crisis. "Enfrentamos una noche de negociaciones difíciles", dijo un vocero de la cancillería polaca en su cuenta de Twitter.
Tras cuatro horas de reunión, fuentes diplomáticas polacas filtraban un supuesto acuerdo para celebrar elecciones anticipadas este año, organizadas por un gobierno de unidad nacional. Pero Francia salió al paso enseguida para desmentir esa hipótesis. "La situación es muy difícil", dijo lacónicamente el ministro de Exteriores de Francia, Laurent Fabius.
Yanukovich tuvo hasta ahora las espaldas cubiertas por el firme apoyo de Vladimir Putin. El presidente ruso nunca vio con buenos ojos el acercamiento de una parte de la sociedad a la UE. De hecho, el detonante de la crisis fue el rechazo del mandatario ucraniano a firmar un acuerdo comercial con Bruselas, a fines de noviembre pasado. Pero la situación empeoró mucho desde entonces. El país se encuentra al borde de un enfrentamiento civil entre europeístas y prorrusos y a Occidente se le ha agotado la paciencia.
Si anteayer Barack Obama afirmó vehementemente que la represión tendría "consecuencias", la UE concretó ayer sus advertencias en un paquete de sanciones que incluyen la prohibición de visados para los dirigentes ucranianos y el congelamiento de sus activos en el exterior, entre otras medidas, según anunció la canciller italiana, Emma Bonino, al término de una reunión de emergencia en Bruselas.
Al mismo tiempo, la canciller alemana, Angela Merkel, se comunicó con Obama y Putin para analizar la delicada situación. Los tres líderes mundiales llegaron a la misma conclusión: hallar una salida política a la crisis lo antes posible para evitar nuevos baños de sangre.
El Kremlin, sin embargo, criticó las sanciones de Europa y señaló que sólo ayudaban a "empeorar las cosas". A pedido de Yanukovich, Putin envió a Kiev a un mediador para tratar de lograr un acuerdo político. Se trata del defensor del Pueblo Vladimir Lukin, de 76 años, con una larga experiencia diplomática.
Agencias AP, AFP, EFE y Reuters.
Del editor: cómo sigue.
Si Occidente y Rusia quieren evitar una guerra en Ucrania, deben hacerlo ya. En 2011, la violencia comenzó en Siria como lo hizo en Kiev. Hoy está desenfrenada.
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