¿Qué pasará en 2025?

El efecto electoral en el gremialismo

Massa busca la unidad sindical “desde abajo”

POR RICARDO CARPENA, CLARIN


29/10/13
El domingo no sólo perdió el Gobierno: hubo pocos gremialistas que se salvaron del naufragio electoral. Apenas el massismo y la izquierda tuvieron motivos para celebrar. El resto quedó en un estado de tanta debilidad política que nadie se anima a pronosticar lo que viene, pero todo indica que el futuro del sindicalismo peronista será agitado.
En pleno ascenso, Sergio Massa no se quedará quieto: pasado mañana, sus dirigentes elaborarán un documento que se presentará en sociedad durante un acto que se realizará dentro de diez días, en La Plata, y en el que el líder del Frente Renovador llamará a la unidad del movimiento obrero. No serán invitados los jefes de los principales sindicatos, sino los segundos y terceros niveles de conducción.
“Es que la unidad se construye de abajo hacia arriba”, explican cerca del intendente de Tigre.
Será una forma de graficar su fuerte apuesta a la renovación dirigencial, además de una manera elegante de evitar la foto con algunos caciques sindicales que no tienen buena imagen. ¿Se convertirá, además, en la opción elegida para no insistir en el final de la reelección indefinida, que había insinuado Massa y que provocó más quejas que elogios en los gremialistas que lo rodean y que tienen muchos mandatos encima?
Ese punto no figuraría en el documento que redactarán Héctor Daer, Pedro Machado, Julio Ledesma, Juan Carlos Murúa, Fabián Alessandrini, Alberto Roberti y Carlos Acuña, pero sí estarán otros, aseguran en el massismo, como “la defensa del modelo sindical, la protección del sistema de seguridad social y de las obras sociales, la actualización por ley de las asignaciones familiares y la consolidación de las convenciones colectivas sin la canibalización de los reclamos por encuadramiento”. Detrás de esa estrategia está uno de los grandes ganadores sindicales en las elecciones: Carlos West Ocampo, jefe de Sanidad y uno de “los Gordos”, el verdadero cerebro que propició el acercamiento de los principales gremios a Massa.
El sindicalismo massista piensa pedirle a Hugo Moyano que permita que su hijo Facundo se sume al esquema de “unidad de abajo hacia arriba”. ¿Lo aceptará? El camionero parece haber acusado recibo del traspié electoral. Ayer ni apareció por su gremio y la noche de las elecciones no estuvo al lado de su socio Francisco De Narváez, sino en Neuquén para acompañar a un aliado exitoso: el petrolero Guillermo Pereyra, que ganó con un 42% de los votos y fue elegido senador nacional.
La alianza moyanista-denarvaísta quedó cuarta en la Provincia, con un 5,46%, e incluso obtuvo menos votos que en las PASO: pasó de 915.000 sufragios a 469.336. Un balance que no puede satisfacer al líder de un gremio poderoso que armó un partido con la aspiración de acaparar el voto de los trabajadores.
Para los que conocen la interna camionera, el pase de facturas será inevitable. Algunos les apuntan a Octavio Argüello y Jorge Mancini, los operadores de Moyano y quienes lo alentaron a cerrar un acuerdo con De Narváez. Las exiguas dos bancas de diputado obtenidas el domingo le permitieron el premio consuelo de que su amigo Omar Plaini pueda seguir en la Cámara Baja, pero no pudo colocar ni un concejal propio. Para colmo, su suerte puede empeorar: en Tribunales dicen que sería inminente un fallo de la Corte que anularía una resolución de la Cámara de Apelaciones del Trabajo que había beneficiado al gremio de Camioneros para afiliar a unos 100 empleados de la empresa Gate Gourmet, del Sindicato de la Alimentación.
Los comicios también amargaron a Gerónimo “Momo” Venegas (obtuvo 137.216 votos bonaerenses, el 1,60% del total) y a Luis Barrionuevo (cuya lista de diputados quedó tercera en Catamarca, con el 18,75% de los votos), aunque el gastronómico compensó con dos alegrías: por un lado, las bancas provinciales que logró pondrían a su gente cerca de presidir el Concejo Deliberante y la Cámara de Diputados; por otro, Acuña, uno de sus aliados gremiales, fue elegido diputado provincial en la lista de Massa.
En la CGT Balcarce tampoco hay clima de festejo, por más que Antonio Caló y Omar Viviani hayan sobreactuado la alegría en el escenario kirchnerista del domingo: sólo ubicó con lo justo al mecánico Oscar Romero como diputado (estaba en el puesto 11 de la lista de Martín Insaurralde y entraron 12 legisladores). Y el ultraoficialismo del jefe de la UOM también pudo haber tenido que ver con las sugestivas derrotas de dos intendentes de origen metalúrgico como Hugo Curto, en Tres de Febrero, y Francisco “Barba” Gutiérrez, en Quilmes.
La mesa chica de la CGT kirchnerista analizará las elecciones esta semana, pero no habría definiciones hasta que se sepa cómo reaccionará Cristina ante el revés en las urnas y cómo terminará la interna en el PJ. Hay quienes hablan de “autonomía” para describir la etapa que viene en su relación con el Gobierno, pero se dividen al imaginar la pelea de 2015: otros, como Caló, apuestan a Scioli, y otros, a tono con Carlos Zannini y el núcleo duro del cristinismo, a Urribarri. Massa aún es resistido en esta CGT, pero todo puede cambiar, sobre todo si defiende el modelo sindical y garantiza que nadie toque la reelección indefinida.

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