El último jueves anduve por Brasilia. Dos comentarios de mis circunstanciales guías me quedaron retumbando en mis oídos. Uno, el que me hizo gente de la calle acerca de que el habitante de Brasilia, que no anda por el centro. "Es probable que un ciudadano común llegue nunca en toda su vida hasta la Esplanada", me dijo un señor que atendía en un local, a pocos metros del Estadio Garrincha que al día siguiente sería abordado por manifestantes que quemarían neumáticos en sus alrededores como protesta por los cuantiosos gastos de los preparativos para el Mundial y la Copa de Confederaciones.
Otra llamativa expresión fue la de un destacadísimo politólogo, que seguramente fue fruto de un sopesado análisis, que me decía que el brasileño medio no tiene capacidad de protesta como el argentino; que a la clase lusitana devenida en media no le daba para tanto.
La foto de los brasilenses en la fuente del congreso brasilero es muy familiar al aluvión que invadió la Plaza de Mayo de 1945 que uno no puede dejar de ver paralelismos.
De todos modos, pocas cosas fueron tan sorprendentes como el triunfo de los moderados en Irán. Larga vida al régimen teocrático, luego de esta corrección de rumbo.+
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18-06-13
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17-06-13
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