Historias que no se deben repetir

Al final parece que el gobierno tenía razón: algo de golpismo había en esa marcha: 1. De no ser así no habría una nueva convocatoria. 2. De hecho, los días posteriores a la marcha hubo más reivindicaciones a "la lucha" que condenas a la violencia. 3. Pero lo más destacado fue la aparición de Sergio Massa convocando a la unidad del campo popular y pidiendo poner límite al gobierno son el elemento más destacado. Poreque recuerdan al 2001, no sólo por la violencia sino porque Massa -como entonces Eduardo Duhalde- fue el último candidato presidencial. Pero la gran diferencia fue que aquella vez Duhalde había ganado las elecciones intermedias y que luego se haría cargo del ajuste; mientras que esta elección aún no tuvo lugar, pero el ajuste ya está realizado.

Sorpresas


Por estos días preelectorales, cada uno ve lo que quiere ver. El oficialismo, que ya ganó, y la oposición que la Presidente no llega al 40 por ciento en las primarias del domingo. Como nadie le cree más a los encuestadores, todos pueden tener razón. Unos u otros nos sorprenderemos el domingo por la noche.
Lo cierto es que 40 es el número mágico, la cifra psicológicamente crítica para todos.
Pero nadie observa la criticidad del resultado bonaerense. Decíamos en nuestro último post que el oficialismo había perdido importantísimos distritos sin que las encuestas propias o ajenas manifestaran un gran impacto electoral. Evidentemente, es en la provincia de Buenos Aires en donde el oficialismo se recluye. En la medida en que Francisco de Narvaez no polarice con Daniel Scioli, la Presidente seguirá reinando cómodamente.
Bueno, es un decir. Porque analizando los dos escenarios de mayor probabilidad: Cristina ganando cómoda en primera o exigida en primera o en el ballotage, tendríamos escenarios molestos, incómodos. Si gana holgadamente, porque no sabemos de qué manera se preparará el Gobierno para enfrentar las limitaciones fiscales y el estrujamiento producido por la crisis internacional; muchos sectores se miran el bolsillo. Si llega ajustadamente, habrá que ver cuánto le dura la gobernabilidad; y su vice no es un calmante para nadie. Son dos escenarios complicados.
Si la crisis internacional se repite, ¿no tendremos un nuevo 2008 hacia fines de este año y durante el próximo? No trae buenos recuerdos ese año; claro, depende de quién lo diga, ¿no?
Finalmente, veamos a la oposición. Todos coinciden en el crecimiento de Eduardo Duhalde y en el estancamiento de Ricardo Alfonsín. Si eso deriva en un claro segundo puesto para Duhalde o para Alfonsín, cambiamos el escenario del balotaje pero puede sumar por la polarización. Pero si hay un empate en el segundo puesto, no está tan claro el comportamiento popular y en consecuencia no hay visible favorecido.
Solo queda esperar. No es apto para cardíacos.+)

Comentarios