En San Isidro, ni Posse ni Lanús

Todavía hay mucha gente que no sabe que hay que votar dos veces en la provincia de Buenos Aires. La primera, el próximo 7 de septiembre, se votan candidatos provinciales y municipales y en la segunda, el 26 de octubre, los nacionales.  Esta división perjudica a aquellos que colgaban todas sus votaciones de una sola boleta, pero favorece a aquellos que piensan y analizan cada voto, segmento por segmento. Lo mismo pasa a nivel nacional, en donde las dos fuerzas mayoritarias buscan polarizar la elección y plantearla en términos presidenciales. Pero lo cierto es que la elección es parlamentaria y lo único que se eligen son aquellos que hacen leyes y controlan al Poder Ejecutivo y la Justicia. Por lo tanto, muy lejos de convenir votar a el simplista buenos contra malos, lo mejor es votar aquellos que no tienen compromiso con nadie. Nuestra sugerencia es votar el 7 de septiembre las listas de Potencia que son republicanas y van a apoyar al gobierno nacional en las cosas positivas, pero v...

Sorpresas


Por estos días preelectorales, cada uno ve lo que quiere ver. El oficialismo, que ya ganó, y la oposición que la Presidente no llega al 40 por ciento en las primarias del domingo. Como nadie le cree más a los encuestadores, todos pueden tener razón. Unos u otros nos sorprenderemos el domingo por la noche.
Lo cierto es que 40 es el número mágico, la cifra psicológicamente crítica para todos.
Pero nadie observa la criticidad del resultado bonaerense. Decíamos en nuestro último post que el oficialismo había perdido importantísimos distritos sin que las encuestas propias o ajenas manifestaran un gran impacto electoral. Evidentemente, es en la provincia de Buenos Aires en donde el oficialismo se recluye. En la medida en que Francisco de Narvaez no polarice con Daniel Scioli, la Presidente seguirá reinando cómodamente.
Bueno, es un decir. Porque analizando los dos escenarios de mayor probabilidad: Cristina ganando cómoda en primera o exigida en primera o en el ballotage, tendríamos escenarios molestos, incómodos. Si gana holgadamente, porque no sabemos de qué manera se preparará el Gobierno para enfrentar las limitaciones fiscales y el estrujamiento producido por la crisis internacional; muchos sectores se miran el bolsillo. Si llega ajustadamente, habrá que ver cuánto le dura la gobernabilidad; y su vice no es un calmante para nadie. Son dos escenarios complicados.
Si la crisis internacional se repite, ¿no tendremos un nuevo 2008 hacia fines de este año y durante el próximo? No trae buenos recuerdos ese año; claro, depende de quién lo diga, ¿no?
Finalmente, veamos a la oposición. Todos coinciden en el crecimiento de Eduardo Duhalde y en el estancamiento de Ricardo Alfonsín. Si eso deriva en un claro segundo puesto para Duhalde o para Alfonsín, cambiamos el escenario del balotaje pero puede sumar por la polarización. Pero si hay un empate en el segundo puesto, no está tan claro el comportamiento popular y en consecuencia no hay visible favorecido.
Solo queda esperar. No es apto para cardíacos.+)

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