Se quiebra pero no se dobla

El anuncio de Mauricio Macri de condicionar su postulación presidencial a la búsqueda de un amplio acuerdo electoral plantó una grieta dentro del radicalismo.
El sector identificado con Ricardo Alfonsín y con el Frente Progresista (el socialismo, Proyecto Sur, Partido Nuevo, GEN) rechazó la idea, en tanto que los que se sintieron excluidos por la nominación anticipada de Alfonsín la vieron como una salida posible. Muchos de ellos descreen en las posibilidades de éxito del hijo del restaurador de la democracia y se autodenominaron en su momento Radicalismo que Gobierna, porque aglutina a intendentes y gobernadores, además de legisladores nacionales, provinciales y municipales. Una partida de ellos debilitaría a Alfonsín al punto de favorecer las chances de Hermes Binner de encabezar el binomio progresista.
Esto podría ser el ocaso definitivo del radicalismo que conocimos, pero su transformación en savia de una nueva planta política.
Estas opciones pueden llegar a polarizar entre sí y, en algunos casos -como Capital-, minimizar al tercer puesto al kirchnerismo.
Ese anuncio tan apresurado y aparentemente despojado de estrategia pued ser un hito del presente proceso electoral, ya que Macri también se puso en una situación inestable de la que puede salir para arriba o para abajo.+)

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