Bisagra

La sesión preparatoria de la Cámara de Diputados de la Nación de ayer se constituyó en una bisagra para el proceso político argentino.

El ex presidente Néstor Kirchner había intentado mantener a presión el mismo esquema de poder que logró constituir durante su Presidencia, mediante un entramado de leyes, manejo de caja y forcejeos callejeros. Pero no alcanzó.

La reunión de la mayoría opositora de ayer y la exitosa imposición de un dificultoso acuerdo que ésta había alcanzado, sin que aparecier con una actitud "destituyente" -como le gusta calificar al oficialismo todo gesto adverso a sus deseos-, fue el cimiento de un nueva nueva técnica de construcción política.

El último intento del ex presidente por evitar que la voluntad expresada en las urnas el 28 de junio último llegara a convertirse en un acuerdo que asentara la situación minoritaria del oficialismo en la Cámara baja apareció ante los medios como un capircho. No pasaron dos horas que el kirchnerismo tuvo que bajar apresuradamente para evitar que la oposición pudiera ir más lejos que lo que se había pautado en buenos términos con Eduardo Fellner y Agustín Rossi.

El kirchnerismo no solamente tuvo una seria derrota parlamentaria sino que al intentar evitarla la evidenció.

Ahora el oficialismo deberá asumir su debilidad política. No cuenta con un Congreso ni con una Corte Suprema de Justicia afín. Más aún, la Justicia ha tomado distancia y, ahora que ya enjuició al primer "gordo" sindical amenaza con avanzar sobre el propio Hugo Moyano. Habrá que ver cómo reacciona el camionero ante un eventual apresamiento.

El Gobierno tiene dos años por delante, siempre y cuando no haga méritos para acortarlos. La oposición ya le demostró que sabrá ser solamente un contrapoder. Lo que resta saber es si los Pingüinos saben gobernar con tales condicionamientos.+)

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