Prácticamente no es discutible afirmar que la acción política sin legitimidad provoca rechazo popular. La gente está harta de tanta crispación, de tanto piquetazo, de tanta hiperactividad política. Reconoce la capacidad de la Bestia, pero no quiere más irritación. Lo dicen las encuestas. La gente quiere paz y desarrollo.
Lo que pasa es que esta larga transición entre la elección y la asunción de las autoridades elegidas el 28 de junio último desgastó a los ganadores, que luego de los festejos quedó muy lejos de proyectar una acción de Gobierno; que recién podrá delinear, muy genéricamente, a partir del 10 de diciembre, cuando asuman.
Para ese momento, la principal discusión es acerca de quien irá a ocupar la presidencia de la Cámara de Diputados. Por varios motivos. Pero fundamentalmente por el hecho de que podrá aparecer una figura nueva que tercie entre las actuales alternativas al kirchnerismo, y porque estará en el tercer puesto de la sucesión presidencial.
El peronismo no ignora ambos temas. Felipe Solá, con el apoyo de Eduardo Duhalde, sería el elegido. A diferencia de lo que pasaba hace un par de lustros, Diciembre ya no es un mes en el que se desactiva el año sino que promete ser nuevamente una caja de sorpresas.+)
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