La semana pasada dos grandes choques hicieron temblar la tierra.
Primero fue la marcha que no llegó a ser. Contra el agrado de la CGT, Hugo Moyano se fotografió junto al piquetero Luis D'Elía para convocar a una marcha de apoyo al Gobierno Nacional, el próximo 20 de noviembre. La postal del tren fantasma, por un lado, y la posibilidad de medirse en número contra la CTA y las organizaciones piqueteras troskistas -o al menos no kirchneristas- hicieron recomendable el desistir ante semejante riesgo. Difícilmente los Kirchner pudieran haberse repuesto de una paliza en ese terreno. Una cosa es medirse, y aún perder, contra el campo, al que puede acusar de oligárquico, por equivicados que estén; otra, muy distinta, es estar en minoría con el pueblo, en la calle.
La otra pulseada fue la que juntó a las megaestrellas televisivas Mirtha Legrand, Susana Gimenez y Marcelo Tinelli, contra la inseguridad. Para colmo, nuevamente Luis D'Elía y ahora también la principal espada oficialista en el Senado, Miguel Pichetto, salieron a cruzar a los voceros del clamor popular. ¿Quién les habrá recomendado semejante burrada?
¿Estarán groguis los Kirchner? No se sabe de que haya nada preparado para diciembre; es decir, nada extraño o que se parezca al 2001. Sin embargo, fue el propio jefe de gabinete de Ministros, Aníbal Fernández, en su primer visita al Congreso en tal cargo, quien afirmó sin que nadie le preguntara que no se irán, que nadie los sacará.+)
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