Dialogo forzoso o monólogo

Es evidente que los Kirchner están dando una dura pelea para preservar la gobernabilidad en el estado en el que se encontraba antes del 28 de junio último.
La prensa se deja impresionar por el despliegue físico y mediático del matrimonio, pero la opinión pública y el mundo político miran horrorizados la forma en que se pretende negar la nueva realidad.
La convocatoria al dialogo del pasado 9 de julio fue una medida atinada. Pero los torpes intentos de instrumentación volcaron la botella de vino sobre el limpio mantel de hilo blanco.
Lo concreto es que la oposición, los gobernadores y algunos sectores como el campo, sienten que pueden cobrarse la victoria en una redistribución de recursos. Esa torta que ahora está más pequeña que hace algunos años y que los Kirchner necesitan más que nunca para continuar aplicando su régimen de gobernabilidad.
Podría decirse que es esto lo que habría impulsado la convocatoria al dialogo. El oficialismo ha perdido bancas en el Congreso antes del recambio. De hecho, no logró tratar sobre tablas en el Senado la estatización del Area Material Córdoba. Su poder se va desintegrando día tras día. Néstor hace enormes esfuerzos para acelerar ese proceso, aunque pretendiendo todo lo contrario.
Necesitan que el recorte de los superpoderes, la disminución de las retenciones, las mediciones del Indec y la coparticipación de impuestos no les lime aún más las arcas fiscales tan maltratadas por su propia política económica, la crisis internacional y la Gripe A.
En estas próximas semanas se podrá advertir si esta apertura augura una nueva forma de relacionamiento entre Gobierno y oposición, si significa un mejor funcionamiento de las instituciones republicanas, o si será un odioso monólogo que terminará en rabietas infantiles.+)

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