Buenas intenciones

La velocidad de los acontecimientos es tal que hay que recurrir a los diarios de la semana y leerlos y releerlos para retener todos lo significativo que sucede en la Argentina.
El Gobierno Nacional se decidió por la devaluación y ha dejado subir el dólar, por ahora, gradualmente. Habrá que ver si pueden manejar este proceso.
El oficialismo continúa soltando lastre. El último viernes de octubre ajustó por cuarta vez el precio de la energía, esta vez por la vía de recortar subsidios. Vale destacar que esta medida correctiva manifiesta una voluntad que aleja las sospechas acerca de una huída intempestiva, al menos en lo inmediato.
Parecería ser que los Kirchner se percataron de la crisis internacional y se han dispuesto a reaccionar. Aunque la mayor parte de la dirigencia asegure que es una reacción tardía y, a juzgar de las medidas tomadas hasta el momento, insuficiente para revertir un proceso que se adivina fulminante.
Pero los hechos se presentan desordenados y confunden. Nada permite avisorar un timón firme y una dirección previsible. Ese mismo día el vicepresidente Julio Cobos afirmaba que sólo mediante juicio político abandonaría el cargo; el macrismo defendió en la Legislatura un aumento municipal de impuestos; un temporal anegó calles y se llevó a un adolescente electrocutado; Luz y Fuerza pidió un incremento salarial y Hugo Moyano, la eliminación de la tablita Machinea para el pago de impuesto a las ganancias; una batalla campal entre facciones sindicales opuestas culminó con un muerto; dos de los cuatro principales líderes piqueteros se fugaron de las filas kirchneristas; un arrasador y caudillesco triunfo del oficialista radical Gerardo Zamora, en Santiago del Estero; la amistad e inmediata pelea entre el gobernador correntino y el ministro del Interior; el denunciado escándalo por compras de tierras de El Calafate; el paro de los estacioneros; la candidatura a senador nacional por la provincia de Buenos Aires de Néstor Kirchner en Clarín; las declaraciones que ese mismo día su presunta precandidata a senadora suplente y ministra de Salud, Graciela Ocaña, realizó a La Nación para diferenciarse del Gobierno Nacional en medio de las versiones de su alejamiento; la expulsión de la albertista Romina Picolotti de la Secretaría de Ambiente y su reemplazo por un hiperkirchnerista platense; la celebración junto con Michelle Bachellet de los 30 años de la mediación papal que selló la paz con Chile; el planificado viaje presidencial a Moscú; las críticas del embajador de los Estados Unidos por el proyecto de blanqueo de dinero; la llegada de Madonna y su visita al despacho presidencial; su encuentro con Ingrid Betancourt; la suspensión de su primer concierto por confusas razones; un aumento del pesimismo (para Poliarquía, sólo un 17 por ciento afirma que el país está bien); la media sanción para la expropiación de Aerolíneas Argentinas; las versiones de estatización de la compañía eléctrica platense, Edelap; la desaceleración económica; la disminución de la recaudación; la caída internacional del precio de los granos, la imagen presidencial que, según Poliarquía, alcanza el 28 por ciento positiva y 39, la negativa.
Pudieron ser bien recibidos los anuncios presidenciales de promoción del consumo, a través del dinero confiscado a las AFJP's, porque suponen un cambio de tendencia respecto de lo que sucede en el resto del mundo. Pero pocos creen que esto pueda cambiar la suerte de nuestra economía durante 2009.
Dicen que el camino al infierno está plagado de buenas intenciones.+D

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