Un maldito cuatro

Un maldito cuatro


La agenda del gobierno de la última semana estuvo marcada por la búsqueda del diálogo. Sobre este objetivo se montaron las tres reuniones en Casa de Gobierno con los protagonistas del capítulo inflación, léase los empresarios, el agro -la Mesa de Enlace- y los sindicatos. Anclar las expectativas y converger en el número mágico que guía la hoja de ruta del Ministro Guzmán -29%- fue la base del acuerdo que busca el gobierno. Como era de esperar, el sindicalismo acató el pedido, porque obtuvo algo a cambio: el proyecto de ley de subir el piso de Ganancias. Sergio Massa, airoso luego de haber recibido en su casa de Tigre a CFK y a Maximo Kirchner, casi como ungido, se arrojó la autoría de la iniciativa dirigida a los sectores medios, para intentar morder algo del voto del macrismo. De todas formas, no pudiendo ser de otra manera, el propio kirchnerismo hizo lo suyo al salir a oficializar la medida, en boca del Ministro de Interior:


Los propósitos antiinflacionarios del gobierno presentan una paradoja: cuando se trata del terreno electoral, se esfuma la conducta fiscal. Y es que apuestan a recompensar esta pérdida de recaudación de Ganancias con el aumento del IVA. Aún así, el Ministro Guzmán se muestra con una postura moderada, como lo hizo desde Tucumán esta semana al reconocer que la inflación es un problema macroeconómico, poniendo paños fríos luego de las declaraciones de AF contra los “formadores de precios”. De esta manera, podríamos decir que dejó entrever las primeras líneas de un plan antiinflacionario. 
La receptividad que hubo en la reunión con los principales empresarios del país y la exposición de Guzmán que ratificó una postura de tintes ortodoxos, se llevó el aplauso de los invitados que el oficialismo cristalizó en la tapa del diario Pagina12; para que se escuche bien al Norte. 
Como sea, el debate macroeconómico lo coronó el INDEC poniendo en jaque las proyecciones del gabinete económico: es que el 4% de enero ya achica el margen para lo que resta del año a un 2% promedio mensual para no rebasar el 29% que proyecta el equipo económico. Según El Cronista, si se cumplen estas previsiones mensuales y se añaden al 4% con el que empezó el año, en los primeros siete meses del año se acumularía una inflación de 27,5%, que sólo cumpliría la proyección oficial del 29% si en los cinco meses siguientes el IPC sube a un ritmo de apenas 0,2% mensual. Expectativas versus realidad.
El jueves pasado sesionó por primera vez la Cámara de Diputados y dio media sanción a un proyecto que forma parte del plan gubernamental de Reconstrucción Argentina: se trata de la promoción del sector de la construcción. Tal como esbozábamos en la edición anterior de este boletín, es un sector clave que está en alza y que puede traccionar el impulso de la industria. La nota interesante de este proyecto del gobierno que busca dar beneficios impositivos para promover la obra privada, es que también prevé un blanqueo para fondos que se destinen a este sector. En tanto, el Senado se prepara para aprobarlo en comisión este miércoles y tratarlo en el recinto la otra semana.
Mientras tanto, el precio del petróleo sigue subiendo, y se afianza la tendencia del alza en el precio de las commodities, en parte gracias a la demanda de China, que transita el comienzo del año del Búfalo con buenos augurios para su economía. El Financial Times señala que en Wall Street se está generando un movimiento de posiciones hacia los productos primarios, ya que podrían tocar récords luego de las bajas históricas del 2020.
Por último, una reciente encuesta de Poliarquía a los líderes y formadores de opinión respecto de la situación del país demuestra un creciente pesimismo. El sondeo demuestra que para el establishment local los principales problemas del país son los dirigentes políticos y la baja calidad institucional, por encima de los temas económicos y sociales, y que el contexto actual del país es malo para el desarrollo de negocios.

Contexto internacional

Alberto Fernández anunció que viajará a México el próximo 24 de febrero, con ocasión del Día de la Independencia de México. Es un hecho político que naturalmente se inscribe en el eje izquierdo-progresista que el Frente de Todos promueve en la región. Y es en este entramado donde se enmarca 
también
el rechazo del gobierno argentino a la presencia del submarino estadounidense Greenville
-nave que funciona a propulsión nuclear- en el Atlántico Sur, que cooperó con naves del Reino Unido en la zona de las Islas Malvinas. Los especialistas atribuyen la presencia conjunta de EE.UU con Inglaterra en la región como una estrategia de disuasión contra los buques pesqueros chinos, y no pareciera ser algo casual: la cuestión más inmediata de fondo pareciera ser la disputa que están teniendo China y el Reino Unido en el plano de las telecomunicaciones: esta semana China prohibió la emisión del canal británico BBC en su territorio, como represalia ante la prohibición de Inglaterra de la licencia de televisión estatal china. La razón profunda detrás del conflicto bilateral se remonta a mediados del año pasado cuando el gobierno de Boris Johnson desplazó a Huawei del desarrollo del 5G en el país.
Bajo estos argumentos, Argentina naturalmente queda envuelto en las disputas de las superpotencias simplemente por su ubicación estratégica en el Atlántico Sur. Sin embargo, este tipo de hechos demuestran que la diplomacia del gobierno de Alberto Fernandez no estaría siendo tan efectiva, porque mientras desde la Cancillería cosechan rechazos directos al Pentágono, por otro lado se vuelcan más esfuerzos para aceitar y encauzar las relaciones con la nueva administración de EEUU, en vísperas de la renegociación de la deuda con el FMI, como trascendió con los contratos del gobierno con las agencias de lobby de Washington.
Biden y Xi Jinping tuvieron una conversación telefónica, de dos horas de duración según trascendió, en el marco del inicio del Año Nuevo Chino, iniciado el 12 de febrero. Fue una conversación diplomática y cordial, según el parte de la Casa Blanca, pero exhortó al Congreso a trabajar en un ambicioso plan de infraestructura para contrarrestar las inversiones chinas en ese terreno. En palabras de Biden: “If we don’t get moving, they’re going to eat our lunch,” Ni qué decir de lo que ocurrirá con la Ruta de la Seda si los EE. UU. no pisan el acelerador con el TPP o desatiende a Latinoamérica.+)

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