La sombra de Alfonsín

Foto: Telam


Raúl Alfonsín gana las elecciones, 30 de octubre de 1983

El gobierno de Raúl Alfonsín es el antecedente más valorado por el actual binomio presidencial, a excepción obviamente del gobierno de Néstor Kirchner. 

Alfonsín volcó al radicalismo a la socialdemocracia e impregnó con la batalla cultural el pulso de su administración. La Iglesia, el campo, los militares y los sindicatos, estuvieron en el centro de sus trifulcas.

Si bien tuvo muchísimo apoyo internacional, nunca logró sostener un plan económico exitoso. El Plan Austral generó algunas expectativas y el Plan Primavera resultó un parche que al poco tiempo demostró su endeblez. Alfonsín reemplazó como Ministro de Economía al técnico Juan Vital Sourrouille por el político Juan Carlos Pugliese, en marzo de 1989, pero duró dos meses. "Les hablé con el corazón y me respondieron con el bolsillo", fue la frase que lo hizo célebre tras un encuentro con empresarios, y Alfonsín tuvo anticipar las elecciones al 14 de mayo. 

Una fuerte devaluación que impactó en los precios, en las tasas de interés y en las reservas del BCRA, derivó en una derrota electoral que lo obligó a cambiar el gabinete. La sigilosa Junta Coordinadora Nacional tuvo que dar un paso al frente y ocupar los cargos que simbolizaban el poder que antes ostentaban desde las sombras. Los disturbios de mayo y junio obligaron a la entrega anticipada del poder a manos de Carlos Menem, el 8 de julio de 1989.

Un cambio de gabinete puede servir: a) para concentrarse o radicalizarse, b) para ceder espacios para sumar poder o c) para mantener el estado de las cosas. Sería raro imaginar que Alberto Fernández pueda hoy nombrar un gabinete "propio"; parece haber hecho de la sujeción a Cristina su patrón de gobierno. Tampoco hay mayor  espacio para una cristinización o una radicalización; la sociedad no lo soportaría y las protestas crecientes ganarían rápidamente las calles. Por eso, de un recambio sólo podríamos esperar modificaciones cosméticas.


La violencia política

Aniquilar a la subversión, 6 de octubre de 1975

Foto: CEDOC

Estando de licencia la presidente de la Nación, María Estela "Isabelita" Martínez de Perón, Montoneros realizó la llamada Operación Primicia, que consistió en atacar al Regimiento de Infantería de Monte 29 situado en Formosa y que dejó el saldo de doce militares, nueve guerrilleros y un policía muertos.

Al día siguiente, el presidente provisional del Senado en ejercicio de la Presidencia, Italo Argentino Luder, dictó los decretos 2770/75, el 2771/75 y 2772/75, que extendían a todo el país y bajo el mando directo de las Fuerzas Armadas, la política represiva de «neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos», que se iniciaría más tarde con el Operativo Independencia, en la provincia de Tucumán. Seis meses más tarde se produciría el golpe de Estado.

Ocho años más tarde, el 28 de octubre de 1983, Luder hacía el cierre de la campaña que lo enfrentaba con Alfonsín, en el Obelisco. En aquella oportunidad, el candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, Herminio Iglesias, quemó un ataúd con las siglas de la Unión Cívica Radical. Muchos consideran que ese acto cavó la tumba de sus ilusiones presidenciales. 

La radicalización no paga electoralmente. El cristinismo lo sabe y por eso suele radicalizarse en los años pares y moderarse en los impares, de cara las elecciones. Aunque para las parlamentarias ese recurso nunca le sirvió demasiado; recordemos que perdió las últimas tres intermedias: 2009 frente Francisco de Narvaez; 2013 contra Sergio Massa y en 2017 a manos de Cambiemos.

El Metro de Santiago de Chile, 6 de octubre de 2019

El aumento del costo en el sistema de transporte santiaguino provocó protestas que culminaron con el incendio de sus trenes y estaciones, primero; de edificios, instituciones e iglesias, después. El estado de exasperación de la sociedad se extendió meses. 

Simultáneamente, por razones similares hubo alzamientos en Ecuador, en Cataluña y en Beirut.

Cualquier análisis político debe considerar a estas manifestaciones como antecedentes que pueden complicar cualquier escenario de crisis institucional.

Golpe blando en Perú, 1 de octubre de 2019

El presidente peruano, Martín Vizcarra, resolvió la disolución del Congreso hace un año; éste, a su vez, respondieó con la suspensión del primer mandatario por un año y nombró a la Vicepresidenta como reemplazante interina. Afortunadamente esa situación se pudo superar, pero en septiembre de 2020 el Congreso volvió a arremeter contra el Presidente, que logró ganar la votación y evitar así una remoción procurada esta vez sobre la base de unos audios que lo incriminaban.

En noviembre de 2019, a poco más de un mes de esos sucesos, Bolivia también sufrió un "golpe blando". Tras el comicio por otra reelección de Evo Morales contra Carlos Meza, surgieron dudas en el escrutinio, que favorecía al MAS pero había que definir aún si contaba con los votos necesarios para evitar un balotaje. La consagración de Morales disparó las protestas en todo el país. Luego de violentas manifestaciones, el Presidente abandonó el país y la Presidencia fue asumida por la senadora Jeanine Añez. Las elecciones en Bolivia se realizarán el próximo 18 de octubre.

Foto: elpais.es

El presidente electo argentino, Alberto Fernandez, intentó dar asilo a Evo en la Argentina, lo que provocó una situación de malestar con el vecino país que aún subsiste. Es natural que haya actuado de esa forma y que haya apoyado a Lula en su presidio. Es que han sucedido golpes blandos en Sudamérica como para pensar que es una práctica que puede haber venido a reemplazar a los viejos pronunciamientos cuareteleros. Ese parece ser el temor del peronismo al perder el control de la calle, tanto en los Banderazos o Argentinazos como cuando la Policía Bonaerense protesta.


Festejos ahumados

Diez años sin Néstor, 27 de octubre de 2010

Con la calle tan afiebrada, va a ser difícil que el Gobierno pueda celebar el recuerdo de Néstor Kirchner. La actualidad tiene demasiados incendios como para analizar un período cuya comparación favorece tan poco al actual. 

En cambio merecerá atención aquella iniciativa del entonces Arzobispo de Buenos Jorge Bergoglio para postular al obispo de Iguazú, el jesuita Joaquín Piña, a postularse como convencional constituyente de Misiones (29.10.2006) y que logró frenar los impulsos reelectivos de Carlos Rovira, y de numerosos mandatarios kirchneristas. Resulta extraño que aquel Bergoglio -ahora como Papa Francisco- analice visitar el país como una alternativa para apacigüar los ánimos encrespados por La Grieta; además, prevé publicar una encíclica el próximo 3 de octubre llamada Hermanos Todos que versará sobre el encuentro entre los hombres y la superación de las diferencias.

Lo de Mons. Piña fue similar al grupo Calafate, que también surgió en octubre pero de 1998. En aquella oportunidad, muchos de los que después formarían parte del kirchnerismo se habían puesto como objetivo impedir otra reelección del entonces presidente Carlos Menem.

Tal vez los próximos días esté presente el asesinato de Mariano Ferreyra, diez días antes del fallecimiento de Kirchner en una protesta. El joven del Partido Obrero fue víctima de una bala disparada por presuntos sindicalistas ferroviarios, que derivó en la prisión del secretario general de la Unión Ferroviaria, José Pedraza, en una causa que llevó la actual titular de la AFI, Cristina Caamaño.

Con tanta humareda, costará homenajear los 75 años del Día de la Lealtad o los 125 de Juan Domingo Perón; o los dos debates presidenciales de 2019.

Tal vez, en cambio, en estos tiempos agrietados haya más ambiente para recordar los 140 años del primer gobierno de Julio Argentino Roca.


Galardones

Leloir recibe el Nobel de Química, 27 de octubre de 1970


Tanto bardo parece opacar a la argentinidad. Sin embargo, hay una Argentina que sigue e persiste a pesar de las adversidades.

Hace 50 años el médico bioquímico Luis Federico Leloir ​recibía el Nobel debido a sus investigaciones sobre los nucleótidos de azúcar, y el rol que cumplen en la fabricación de los hidratos de carbono. 

Diez años después los argentinos recibíamos la noticia de otro Nobel, pero inesperado y para un desconocido Adolfo Pérez Esquivel. El 14 de octubre de 1980 recibía el de la Paz por sus defensa de los derechos humanos.

Pocos años después, el 15 de octubre de 1984 César Milstein compartió con dos colegas suyos el Nobel de Medicina «por las teorías sobre la especificidad en el desarrollo y control del sistema inmunitario y el descubrimiento del principio de producción de anticuerpos monoclonales».

El 7 de octubre serán dos años desde el lanzamiento del Saocom 1A que, junto con el más reciente del Sacom 1B, formarán parte de una constelación de satélites junto a otros cuatro italianos es un hito a destacar en nuestra feroz autocrítica nacional. Nuestro país es uno de los pocos que tiene la capacidad de montar satélites y de lanzarlos al espacio.+)



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