Atentados contra la paz

Hace pocos días se conmemoró el centenario del fin de la Primera Guerra Mundial, ahora conocida como la primera fase de la Guerra de los 30 años ya que culmina con el intento de revancha alemán de la Segunda Gran Guerra.
Según los historiadores, el caldo de cultivo de estas conflagraciones son las guerras colonialistas de las últimas décadas del siglo XIX. Pero el detonante efectivo fue el atentado del 28 de junio de 1914 contra el heredero de la corona del imperio austrohúngaro, el archiduque Francisco Fernando de Austria, en Sarajevo, capital de la provincia imperial de Bosnia y Herzegovina.
Esa primera etapa fue básicamente Europea. Combinó a las viejas técnicas de trinchera y de combate cuerpo a cuerpo con las nuevas tecnologías de armamentos, por lo que fue muy cruenta. Se cobró la vigencia de numerosas monarquías y cambió la geografía política mundial.
La segunda parte de la guerra consolidó los resultados de la primera, dio lugar a la aparición de dos nuevos protagonistas y a una nueva rivalidad: la de los Estados Unidos y la Rusia soviética, que se caracterizó por la disuasión carrera nuclear y espacial, por las guerras localizadas en las fronteras disputadas por uno u otro eje, por las guerras de guerrillas.
En ese contexto, en medio de las grandes transformaciones sociales, se produce la Revolución Cultural China, que va a proyectar su influencia sobre los albores del siglo XXI.
El 22 de noviembre de 1963 se cumplirán 50 años del magnicidio presidente norteamericano John F. Kennedy, quien personificó los nuevos valores políticos desde el que se vislumbraba el advenimiento de un mundo nuevo. Fue el presidente norteamericano más joven (de hecho, el primero que nació en el siglo XX) y el primer católico.
Durante su gestión, se inició la carrera espacial, se consolidó el movimiento en favor de los derechos civiles, se inició la construcción del Muro de Berlín y se produjo la crisis de los misiles en Cuba.
Con los Kennedy, los Estados Unidos comenzaron a ver desfilar a las dinastías familiares por la republicana Casa Blanca. El 4 de abril de ese mismo año ya habían asesinado a Martin Luther King. El magnicidio de JFK, en Dallas, fue un golpe duro para las esperanzas de los segmentos populares norteamericanos. Pero el dolor que causó su muerte fue un claro testimonio en favor de las causas que militó.
La pulseada entre el llamado Primer y Segundo Mundo culminó en 1989, con la caída del Muro de Berlín, que vino a cerrar la historia del Siglo XX.+)

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