¿A dónde miramos?

Una mirada diferente sobre la muerte del fiscal Nisman apunta al escenario internacional.

"Si me pasa algo, miren al Norte", dijo la presidente Cristina Fernandez de Kirchner hace poco más de tres meses. Se refería a una posible desestabilización de su Gobierno y en esa alocución acusaba a la actitud de la embajada norteamericana en Buenos Aires. Eran momentos en que lo que estaba en juego era el fallo del juicio contra los Fondos Buitres. No asomaban aún ni los cambios en la cúpula de la Secretaría de Inteligencia, ni la cuestión AMIA.
Está claro que algo muy grave le pasó, y que debilitó sensiblemente a su Gobierno. Pero también que lo que sucedió ahora no tiene nada que ver con aquella circunstancia. Por el contrario.
Este blog suele tener una lectura diferente sobre los acontecimientos. Ayer hacíamos notar el apoyo oficioso que desde los Estados Unidos -a través de Ronald Noble- había recibido el Gobierno Nacional en cuanto a la cuestión iraní se refiere.
La confusión surge desde que la oposición y la opinión pública argentina consideraron que la firma del Memorándum con Irán significaba un desvío de la política exterior argentina, tradicionalmente alineada al eje hemisférico orientado desde los Estados Unidos.
Veamos los hechos. Durante 2011 y 2013 el mundo estuvo en vilo por una crisis diplomática devenida de la amenaza israelí contra Irán; afirmaban que si los persas no detenían su programa nuclear, los atacarían con misiles.
El 24 de noviembre de 2013 el 5+1 (Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña, Francia más Alemania) logró un principio de acuerdo con Irán.
El 27 de enero de 2014, la Argentina anunció la firma del Memorándum con Irán, que permitía avanzar rápidamente en la investigación y, de alguna manera agilizar la causa. El acuerdo preveía condiciones muy favorables para Irán, que la República Islámica nunca validó. Parecía como una especie de condición para trabajar sobre un acuerdo. Como se sabe, esta causa es la única que enjuicia por terrorismo al régimen iraní, y por la cual algunos de sus destacados funcionarios tienen la captura internacional de Interpol.
El 26 y 27 de febrero siguiente las partes anunciaron un "ligero avance" en las negociaciones del 5+1 con Irán, realizadas en Almety, Kazakhstán.
En abril el diplomático argentino que participó en las negociaciones -uno de los tres miembros que representaban al 5+1-, Rafael Grossi, ex segundo de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) fue ascendido a embajador en Viena. Parecía un premio.
En noviembre parecía que las negociaciones no alcanzarían el resultado deseado por todas las partes, por lo que se decidió extender por seis meses el plazo y determinaron que el 17 y 18 de enero retomarían las reuniones.
Ayer, día en que apareció el cadáver del fiscal de la causa, Alberto Nisman, se reiniciaban las negociaciones del 5+1 en Ginebra. Según hemos leído, esas negociaciones duran dos días. Hoy, el virtual segundo día, Nisman debía acudir al Congreso a denunciar un doble juego que el kirchnerismo hacía con Irán a través de dirigentes de esa facción tales como Luis D'Elía, Andrés Larroque y Fernando Esteche.
El episodio parece salido de El Puñal, la reciente novela Jorge Fernández Díaz, o de la serie 24, en las que los agentes argentino, en el caso de Remil, o Jack Bauer, en la versión yanqui, tienen que "resolver" asuntos de ese tipo.
Esos relatos de ficción trabajan sobre el imaginario de las muchas cosas que suceden a espaldas de la gente común, a contra mano de la opinión pública.
Este blog no mira ni al Norte, ni a Oriente, ni a la Casa Rosada. Sólo refiere hechos que no venían siendo sopesados correctamente.+)
Foto: CEDOC

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