El Papa Francisco dijo que vivimos una III Gerra Mundial. No creo que sea así. Las Dos Guerras Mundiales fueron principalmente europeas, pero insinuaban el escenario global que luego se consolidó. Las confrontaciones armadas cambiaron a partir de entonces. Se eligieron nuevas estrategias y armas: la disuasión nuclear, el espionaje, el combate urbano, la guerrilla y el terrorismo.
Así a las Dos Guerras Mundiales siguieron la Guerra Fría, que comienza en la Conferencia de Yalta (1945) y llega a su término con la caída del muro de Berlín (1989), y las Guerras Religiosas del siglo XXI, que tienen su hito más visible de iniciación con la Caída de las Torres Gemelas (11/09/2001) y que continúan desarrollándose.
La Guerra Fría enfrentaba a Estados Unidos y Occidente a la Unión Soviética y el Comunismo; la Guerra Religiosa mezcla elementos estratégicos, como la posesión de la energía, con el elemento cultural árabe y musulmán.
Corea, Vietnam, Cuba, Argelia, Tucumán, etc, fueron escenarios convencionales de esa guerra, donde la excusa era la ideología pero el trasfondo era el dominio militar.
De igual manera, la Tormenta del Desierto
y la Primavera Arabe lo fueron para la actual confrontación. Los atentados contra la AMIA y la embajada de Israel, en Buenos Aires, fueron sus antecedentes inmediatamente previos. Nuevamente, las religiones sirven de excusa pero en el fondo está en juego la mayor fuente de provisión energética del presente.
En lo que tiene razón el Santo Padre es en que las guerras no sólo no han terminado sino que recrudecen y dejan un tendal imperceptible.+)
"Hay una tercera guerra mundial por partes"
Lo advirtió el papa Francisco, quien también dijo que la guerra es una "locura". El pontífice está presente en la conmemoración de los 100 años de la Primera Guerra Mundial
(13/9/14, asteriscos.tv) Con tono dramático, pesimista, Francisco advirtió hoy que ya se puede hablar "de una tercera guerra mundial combatida por partes, con crímenes, masacres, destrucciones", y consideró que "la humanidad tiene necesidad de llorar: esta es la hora del llanto".
El 25 de agosto último, en el avión que desde Corea del Sur lo traía de vuelta a Roma, Jorge Bergoglio señaló que la humanidad vive una tercera guerra mundial combatida por partes.
La afirmación del Papa argentino es muy grave y coincide con el estallido de varios conflictos bélicos en distintas partes del mundo, sobre todo en Medio Oriente, Ucrania y países africanos.
Francisco viajó temprano en avión desde Roma a Redipuglia, en el noreste alpino, cerca de los terribles escenarios montañosos en los que hace cien años Italia se enfrentó con el imperio austrohúngaro.
Seiscientos ochenta mil italianos murieron en la Primera Guerra Mundial, sobre todo en esa región de altas nieves donde se combatía en condiciones muy difíciles cavando túneles en la piedra y cargando la artillería hasta las alturas con asnos o en los hombros de los soldados.
El Papa acudió al sagrario de Redipuglia, el más importante del país, donde descansan los restos de más de cien mil soldados, sesenta mil de los cuales no han sido identificados.
"La guerra es una locura", afirmó Francisco en su homilía de la misa, concelebrada con los cardenales arzobispos de Viena y Zagreb (Croacia), además de medio centenar de obispos.
Ante una multitud de miles de fieles que soportaban la lluvia, Bergoglio sostuvo que "mientras Dios lleva adelante su creación la guerra destruye hasta lo más bello que Dios ha creado: el ser humano".
"La guerra es una locura, su plan de desarrollo es la destrucción, quererse desarrollar con la destrucción", señaló.
"La avidez, la intolerancia, la ambición del poder, son motivos que empujan adelante la decisión bélica y estos motivos son con frecuencia justificados por una ideología. Y cuando no lo es, asume la respueta de Caín: ¿A mi que me importa de mi hermano?
El Papa argentino señaló que "esta actitud es exactamene la opuesta de lo que nos pide Jesús en el Evangelio. Para él, quién cuida al hermano entra en la alegría del Señor".
En su visita Francisco también fue en un automóvil cerrado (evitó el papamóvil descubierto y los baños de multitud porque se trataba de una ceremonia luctuosa), hasta el cercano cementerio de Floriano, donde oró y depositó una oferta floral donde yacen 14.500 soldados del imperio austrohúngaro.
Francisco alertó que la humanidad debe convertir su corazón, y superar el "¿A mí que me importa?".
"Por todos los los caídos de la 'masacre inútil', por todas las víctimas de la locura de la guerra en todos los tiempos. El llanto, hermanos, la humanidad tiene necesidad de llorar y esta es la hora del llanto", señaló.
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